Gustavo Petro anunció sorprendió a través de su Twitter con una propuesta que pretende mejorar los sistemas de transporte público masivos a lo largo del país. Esta iniciativa consistiría en aumentar el impuesto a la luz para que, al momento de utilizar el sistema, no se deba hacer un pago presencial.
Esta propuesta se ha discutido ampliamente a lo largo de esta semana, ganando reacciones de personajes políticos como Enrique Peñalosa, quien apoyó abiertamente la idea, incluso admitiendo que era mejor a la que él había propuesto anteriormente.
“El transporte es un consumo inelástico y no se presta para abusos: se consume lo que se necesita y no más”, expresó Peñalosa mientras explicaba que los usuarios del transporte público solo lo utilizan las veces que sean necesario. El exalcalde de Bogotá menciona que él mismo había pensado en una solución similar, pero, en su caso, quería cobrar sobre el uso del carro por medio de un rastreo satelital.
No obstante, hay varias personas que, por el contrario, no apoyan la iniciativa, pues argumentan que como no todos usan estos sistemas de transporte, no todas deberían pagar por él.
¿Qué pasaría si esta iniciativa se implementa?
KienyKe.com se habló con María del Pilar Granados, Gerente Senior de proyectos de Infraestructura de KPMG, experta en movilidad y transporte, que dio una vista más estudiada de lo que sucedería si este sistema se aplica en todo el país.
Primero, según el experta, hay que entender que “el objetivo de los sistemas es procurar un transporte seguro y eficiente en el corto, mediano y largo plazo”. Además, explica que para el correcto funcionamiento de cualquier sistema de transporte, se debe mantener un equilibrio entre la asequibilidad de la tarifa, la eficiencia, la seguridad y la sostenibilidad financiera. Granados asegura que, si se exagera alguno de los elementos, el sistema deja de ser una opción viable para la ciudadanía.
Por otro lado, se hace un énfasis en que la gratuidad no tiene relación directa con la calidad o el disfrute del servicio por parte de la ciudadanía. “Que sea gratis no significa que los usuarios lo prefieran y lo cuiden. Asociamos lo gratis a algo no valioso y eso puede repercutir en costos significativos para el mantenimiento de la infraestructura del sistema”, asegura Granados.
¿Por qué hay un déficit económico en los sistemas de transporte público?
Granados explica que en estos momentos, el déficit económico que tienen los sistemas de transporte público se pueden explicar por varias razones: “las reducciones de tarifas no soportadas en análisis técnicos, se encuentran los usuarios “colados” en el sistema. Al respecto, los modelos de financiamiento y de subsidios deberían reforzar la cultura de la legalidad y la equidad; deben priorizarse a quienes “juegan dentro de las reglas” y "más lo necesitan”.
En relación con esto, se explica que crear un subsidio estaría mandando un mensaje poco sano a las personas que no respetan las normas de los sistemas, pues se estaría permitiendo el paso de los transgresores.
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Granados, además, recalca que el hecho que se esté subsidiando el transporte público, no significa que los costos de su mantenimiento desaparezcan.
“Los sistemas de transporte deben ser financiados por alguna fuente (recursos públicos, tarifa, subsidios cruzados, etc); un subsidio no implica que los costos desaparezcan, sino que se trasladan a otro grupo de población. Para la propuesta de asociarlo al costo de la energía, incluir este valor puede generar retos, especialmente en algunas regiones, como la costa caribe, donde ya de por sí es alto el valor de las facturas mensuales.”
La propuesta de Petro generó una gran diversidad de opiniones, sin embargo, la idea sigue siendo un comentario en Twitter al que le faltaría mucho camino legislativo para volverse una realidad a lo largo del país.
