Bien se dice por ahí que la política es dinámica y prueba irrefutable de ello es que, en un pestañeo, la candidata presidencial de Verde Oxígeno, Ingrid Betancourt, haya saltado del centro a la derecha en cuestión de unos pocos meses. Una política que además se ha mostrado reacia frente a las maquinarias y la política tradicional, pero que realmente no ha demostrado tener un conocimiento aterrizado sobre el panorama colombiano actual.
Prueba de ello fue cuando en RCN se vio obligada a preguntarle a la periodista si los candidatos tenían maquinarias o no, en medio de una dinámica en la que estableció el tener maquinarias como factor decisivo para descartar todo tipo de alianzas. De hecho, tuvo que dejar en interrogatorio a Óscar Iván Zuluaga, Álex Char, David Barguil o al mismo Federico Gutiérrez.
Lo que es más: el tema de las maquinarias fue el detonante para su salida de la Coalición Centro Esperanza, luego del apoyo de senadores de Cambio Radical como Germán Varón Cotrino (entre otros) a la entonces precandidatura de Alejandro Gaviria. Ahora, le abre las puertas sin más al uribismo, dejando en el ambiente la percepción que nunca fue de centro.
En ese orden de ideas, no sería rara una alianza por ese lado, sobre todo luego de que el mismo Álvaro Uribe dijera que estaría bien un diálogo con la candidata de Verde Oxígeno y de que esta le respondiera que “para liberar a Colombia de la corrupción es importante que nos unamos más allá de las ideologías” y de invitar al Centro Democrático a formar un “frente común contra las maquinarias”.
En medio de toda esta incertidumbre por la posible alianza, Ingrid Betancourt le dio una entrevista a la Revista Semana en la que terminó de confirmar su cercanía con el expresidente Álvaro Uribe.
“Yo lo que sí quiero decir y lo repito, es que yo al presidente Uribe le debo mi libertad y mi vida. Es decir, obviamente también lo podemos mirar desde otra perspectiva y decir que ‘se demoraron siete años’. La verdad es que le debo la vida”, manifestó la candidata a Vicky Dávila.
Luego de ello aseguró que sin la Operación Jaque, en la que fue liberada de su secuestro, “es posible que Colombia no hubiera alcanzado este espacio de paz que se dio con el acuerdo”. Acción militar que en su momento liberó a 15 secuestrados, no registró víctimas mortales para ningún bando y que estuvo a cargo de Juan Manuel Santos (en MinDefensa) y el entonces presidente Álvaro Uribe.
Dicho agradecimiento también se ve reflejado, por ejemplo, en su fórmula vicepresidencial, José Luis Esparza, quien fue precisamente el que comandó (en grado de mayor) la Operación Jaque. También en el libro “Una conversación pendiente”, que escribió junto a Juan Manuel Santos.
Sin embargo, lo cierto es que esta no es la primera vez que suenan los vientos de una unión entre Ingrid Betancourt y el Centro Democrático. La senadora de dicha colectividad política, María Fernanda Cabal, precisamente le manifestó hace ya días a Kienyke.com que uno de los intereses de su partido era sentarse con aspirantes a la Casa de Nariño y el nombre de Ingrid entró en las opciones.
“Queremos hablar con Ingrid Betancourt, a ella no se le puede olvidar la voluntad, decisión y el valor civil de un presidente de firmar para su liberación. Eso debe estar por encima de cualquier disputa”, dijo Cabal.
Gaviria se saca la espinita con Ingrid Betancourt
Este tema de las alianzas políticas y de las maquinarias, cabe recordar, fue la manzana de la discordia que rompió las ‘buenas’ relaciones en la Centro Esperanza. Y es importante dejar la palabra ‘buenas’ entre comillas, porque el debate dentro del centro fue una constante antes de las consultas. Se podría decir, incluso, que paradójicamente tuvieron uno de los climas internos más polarizados.
En medio de todo ello, antes de salirse de dicha Coalición, contra el que Ingrid más se fue en contra fue Alejandro Gaviria, a quien descalificó en varios debates por aceptar los apoyos de ciertos sectores del liberalismo oficial y de otros partidos políticos (que ella consideraba tenían maquinarias). Curiosamente ahora ella habla con el Centro Democrático, partido al que se le ve más inclinado por Federico Gutiérrez, quien a su vez tuvo una reunión con el dirigente liberal César Gaviria.
Por eso, luego de enterarse de las nuevas apuestas de Ingrid Betancourt, Alejandro Gaviria puso un trino con gruesas pullas que muchos han relacionado con la exintegrante de su Coalición. A eso hay que sumarle también un trino que retuiteó que acusaba a Ingrid de ser una "pastorcita mentirosa".
Queda entonces demostrado en estas elecciones que el mal llamado “extremo centro” está muy lejos de existir. Más en una política como Ingrid Betancourt a la que se le ve sin rumbo, entre un vaivén discursivo que no conecta con sus acciones y que muchas veces ha dejado en evidencia un bajo conocimiento del funcionamiento del país y sus instituciones.
Un ejemplo claro de lo anterior puede ser la tutela que recién le rechazó la Corte Suprema y que buscaba mayores sumas de dinero para su partido y campaña, pero que fue desestimada por no haberse pasado ante la debida autoridad electoral (que sería el CNE). Pero más allá de eso, también queda preguntarse por las intenciones de la candidata, que va de un lado a otro buscando techo electoral, rechazando la polarización y las maquinarias que, precisamente, muchas veces encarna.
