Francisco Mejía, expresidente del Banco Agrario, habló con Kienyke.com sobre la actualidad del campo colombiano en relación con la agricultura y los precios de los alimentos en el país. La reforma agraria fue, desde luego, uno de los tópicos abordados y es allí que Mejía dejó clara su posición frente al gobierno del presidente Gustavo Petro.
Para Mejía la visión del presidente Petro a propósito de los cambios que propone en la reforma agraria es “ideologizada” y no corresponde a las exigencias y necesidades del sector en el Siglo XXI.
Asimismo, dijo que se están generando falsas expectativas para el campesinado, teniendo en cuenta que el conocimiento que muchos necesitan para producir por cuenta propia es amplio y técnico. En esa misma dirección, afirmó que la tierra no es el insumo más importante en la producción agraria, pues una parcela se puede arrendar y es la infraestructura técnica (aplicada de manera adecuada) la clave del éxito de cualquier cultivo.
Vea la entrevista completa con Francisco Mejía, expresidente del Banco Agrario:
“Tener esos delirios ideológicos para generar factores adicionales de violencia en el campo no le va a servir al campesino. Es perjudicial también para la gente de las ciudades porque termina en crisis de seguridad alimentaria, como pasó en Venezuela”, expuso.
Sumado a ello, el exfuncionario dijo que le preocupan los decretos de MinAgricultura que tienen que ver con la reforma agraria, pues “puede terminar en una espiral de miseria”, haciendo énfasis en que lo que empieza en el campo se puede trasladar a las ciudades.
El llamado a las movilizaciones campesinas para buscar apoyo popular a la reforma agraria es descrito como “la prueba de que en el campo colombiano no hay un problema de acceso a la tierra; les toca sacar un decreto y pagar con recursos públicos a agitadores políticos (...) están partiendo de premisas falsas como la mencionada”.
Y es que Mejía basó sus afirmaciones en una cifra que considera esencial: 1,9 millones de campesinos colombianos son poseedores de tierras, pero precisa que ser dueños de los predios no es garantía de subsistencia ni prosperidad económica. De seguir insistiendo en darles más tierras a campesinos, señala, se estarían descuidando las demandas del campesinado, beneficiando, a lo sumo, a 150.000 personas.
