Adolfo Pérez, uno de los periodistas deportivos más prestigiosos del país, comentará para KienyKe.com la Copa América Centenario que empieza el próximo viernes con el juego inaugural entre el anfitrión, Estados Unidos y la Selección Colombia (8:30 pm hora de Colombia)
El periodista tiene una experiencia de más de 35 años en el cubrimiento y transmisión de eventos deportivos: Ocho Mundiales de Futbol, diez Copas América, dos Juegos Olímpicos, tres Vueltas a España, dos Tour de France, un Giro de Italia y 1.200 Transmisiones de futbol Nacionales e internacionales.
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En esta primera entrega, Adolfo presenta una previa de esta Copa America sui géneris, que "no solo servirá para celebrar sus 100 años, sino porque se juega un verdadero torneo de el continente".
Pérez Analiza los escenarios de corrupción que antecedieron el evento deportivo más antiguo del mundo.
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Por: @adolfoperezl
La Copa América es el torneo de selecciones mas antiguo del mundo. La comenzaron a jugar hace 100 años y la han ganado los de siempre en el mayor numero de oportunidades. Uruguay 15, Argentina 14 y Brasil 8 veces. Colombia la ganó en el 2001 cuando tuvo la fortuna de organizarla. Chile la ganó el año pasado por primera vez también siendo la sede y solo Ecuador y Venezuela no han podido levantar el trofeo.
Es el torneo mas importante del continente, pero a pesar de llevar su nombre, solo se había hecho con países de Suramerica y desde 1993 empezaron a asistir México, Estados Unidos, Costa Rica, Honduras, Jamaica, aunque no al mismo tiempo y hasta una vez nadie entendió que jugara la selección de Japón en 1999.
La Copa América en realidad ha sido un campeonato suramericano, con algunos invitados ilustres como los mexicanos que no han podido ganar pero llegaron a dos finales.
Esta Copa América del 2016 es especial porque no solo servirá para celebrar sus 100 años, sino porque se juega un verdadero torneo de toda América, con los diez países de suramerica y con sies de la zona norte, centroamericana y del Caribe.
Desafortunadamente, desde que la concibieron, estuvo empañada por el escándalo de corrupción de la Fifa que salpicó a la mayoría de los dirigentes del fútbol de todo el continente.
Tres presidentes de la confederación suramericana, y la mayoría de los presidentes de las federaciones o asociaciones, resultaron implicados.
Es casi imposible pensar que la crearon sin ningún interés económico y corrupto, como todo lo que terminó descubriéndose alrededor de los contratos de televisación de la misma Copa América tradicional, y de otros torneos del área.
Los dirigentes primero lo negaron y después terminaron presos, condenados, o en libertad bajo fianza, cuando las evidencias resultaron mas fuertes que sus mentiras.
En medio de semejante escándalo, la Copa América Centenario, ya era un hecho. Estaba programada y aunque muchos pensaron que no se haría, no solo no se canceló, sino que terminó fortalecida.
El tiempo se encargó de apagar el incendio, las condenas y el escarnio público al que fueron sometidos los dirigentes corruptos, aplacó las críticas y aunque las dudas sobre su montaje pudieran persistir, nadie volvió a tocar el tema, porque tampoco nadie logró comprobar que también esta copa había sido organizada para llenar los bolsillos de quienes decidieron hacerla.
Y el próximo tres de junio , será Colombia quien tenga el honor de jugar el partido inaugural ante la selección anfitriona, el cada vez mas difícil y complicado equipo de los Estados Unidos.
Está por verse si esta Copa será igual o mejor que las tradicionales que se disputan cada dos años. Está por verse si Argentina, que lleva a Messi, o Brasil que no tendrá a Neymar, o Uruguay que siempre va con todo aunque se lesionó su estrella Luis Suárez, o Colombia que es vista con respeto después de su gran mundial de Brasil, pero que decepcionó en Chile 2015, van a Estados Unidos a matarse por levantar el trofeo, o si simplemente lo jugarán como una obligación pensando en la durísima eliminatoria en la que si se compite por un premio gordo de clasificar al Mundial de Rusia.
Todo está por verse, en el caso de Colombia, no hay una obligación histórica de ser campeones, pero si un compromiso muy grande por devolver la fe perdida y despejar las dudas que han quedado por las ausencias de varios por lesión y de la mayoría de estrellas que son suplentes en los equipos en donde juegan en el exterior.
Es casi imposible pensar que la crearon sin ningún interés económico y corrupto, como todo lo que terminó descubriéndose alrededor de los contratos de televisación de la misma Copa América tradicional, y de otros torneos del área.
Los dirigentes primero lo negaron y después terminaron presos, condenados, o en libertad bajo fianza, cuando las evidencias resultaron mas fuertes que sus mentiras.
En medio de semejante escándalo, la Copa América Centenario, ya era un hecho. Estaba programada y aunque muchos pensaron que no se haría, no solo no se canceló, sino que terminó fortalecida.
El tiempo se encargó de apagar el incendio, las condenas y el escarnio público al que fueron sometidos los dirigentes corruptos, aplacó las críticas y aunque las dudas sobre su montaje pudieran persistir, nadie volvió a tocar el tema, porque tampoco nadie logró comprobar que también esta copa había sido organizada para llenar los bolsillos de quienes decidieron hacerla.
Y el próximo tres de junio , será Colombia quien tenga el honor de jugar el partido inaugural ante la selección anfitriona, el cada vez mas difícil y complicado equipo de los Estados Unidos.
Está por verse si esta Copa será igual o mejor que las tradicionales que se disputan cada dos años. Está por verse si Argentina, que lleva a Messi, o Brasil que no tendrá a Neymar, o Uruguay que siempre va con todo aunque se lesionó su estrella Luis Suárez, o Colombia que es vista con respeto después de su gran mundial de Brasil, pero que decepcionó en Chile 2015, van a Estados Unidos a matarse por levantar el trofeo, o si simplemente lo jugarán como una obligación pensando en la durísima eliminatoria en la que si se compite por un premio gordo de clasificar al Mundial de Rusia.
Todo está por verse, en el caso de Colombia, no hay una obligación histórica de ser campeones, pero si un compromiso muy grande por devolver la fe perdida y despejar las dudas que han quedado por las ausencias de varios por lesión y de la mayoría de estrellas que son suplentes en los equipos en donde juegan en el exterior.
