Jason Bryan Dalton condujo su Uber por última vez la tarde del sábado, en su pueblo natal Kalamazoo, Michigan. El recorrido fue poco usual, y su cliente Matthew Mellen se quejó de la forma brusca en que manejaba. Seis horas después, seis personas estaban muertas y dos heridas, cuando, según la policía local, Dalton abrió fuego aleatoriamente.
El Fiscal del Condado Jeffrey Getting comunicó lo sucedido en una rueda de prensa. Según él, Dalton disparó en tres lugares diferentes de la población a personas aparentemente sin conexión alguna con él o entre sí. Los ataques se dieron a lo largo de seis horas, desde la tarde del sábado hasta la madrugada del domingo.
El primer ataque fue a las 6 pm en el complejo de apartamentos Meadow Townhom. Su víctima, una mujer, fue baleada múltiples veces, y resultó gravemente herida, pero se espera que sobreviva. La mujer es madre de tres hijos, los cuales afortunadamente no fueron alcanzados por las balas.
Cerca de cuatro horas después un padre y su hijo de 17 años estaban mirando carros en un concesionario. Mientras estaban sentados dentro de su automóvil frente del establecimiento, Dalton les disparó sin que ellos alcanzaran a notarlo.
En un restaurante cercanos otras cuatro personas resultaron muertas, quince minutos después, luego que el conductor disparara hacia el local y a unos autos que se encontraban frente a éste. Además de las cuatro víctimas fatales, otra adolescente de 14 años resultó herida.
Jeff Hadley, Jefe de Seguridad Pública de Kalamazoo, aseguró a la televisión local que no se han encontrado indicios que hagan pensar alguna clase de conexión entre las víctimas, por lo cual asegura que fueron elegidas por su atacante al azar.
Jason Bryan Dalton no tenía ningún antecedente criminal en su historial. Fue identificado gracias a un video de seguridad en el concesionario y el restaurante. Fue detenido cerca de las 00:40 de la madrugada mientras se encontraba en conduciendo tras salir de un bar.
Según las autoridades antes, durante, e incluso después de los asesinatos, el conductor de Uber, un exvendedor de seguros para carros de 45 años, estuvo buscando pasajeros mediante la aplicación.
Según allegados a Dalton, éste nunca había presentado ningún indicio de conducta criminal. Tenía salvoconducto para cargar armas. Sus vecinos aseguran que era una persona normal, obsesionado con los carros, incluso había dictado conferencias sobre mecánica.
Uber por su parte se manifestó asegurando que entre sus políticas está totalmente prohibido el porte de armas. De igual manera corroboró que Dalton había prestado un servicio en la tarde del sábado, pero se negó a decir si en el transcurso de la noche hubiera hecho más recorridos.
