Posesionado Luiz Inácio Lula da Silva para su tercer mandato, en ceremonia cuya banda presidencial fue entregada por el “pueblo” gracias a la ausencia de su predecesor, queda un interrogante por confirmar y es si Petro y Lula tendrán una relación, más allá de las cámaras, verdaderamente sincera.
A pesar de militar a la izquierda del espectro político, ambos tienen diferencias que se reflejarán a la hora de promover sus agendas principalmente en el hemisferio. En cuanto a la percepción que de ellos se tiene, la diferencia es sustancial, dejemos que sean los titulares de prensa internacional los que nos den una idea.
Tras el balotaje del 19 junio, la agencia Reuters tituló: “Colombia elects former guerrilla Petro as first leftist president”; The Guardian: “Former guerrilla Gustavo Petro wins Colombian election to become first leftist president”; BBC( Español): “Gustavo Petro, el exguerrillero que comienza una histórica presidencia de izquierda en Colombia con la promesa de un cambio profundo”; L´Express: “Colombie: Gustavo Petro, ancien guérillero et premier président de gauche”; Le Monde: “En Colombie, le président élu Gustavo Petro, un ancien guérillero converti au pouvoir; Correio Braziliense: “Ex-guerrilheiro Gustavo Petro é eleito presidente da Colômbia no 2º turno”.
Después del 30 de octubre, Reuters informaba: “Brazil leftist Lula wins third presidential term to redeem tarnished legacy”; The Guardian: “Lula: the rise and fall and rise again of Brazil’s president-elect”; BBC (Español): Lula gana en Brasil: 3 razones que explican su regreso a la presidencia 12 años después; L´Express: “Brésil: Lula de retour au pouvoir”, Le Monde: “Brésil: La courte victoire de Lula sonne comme un avertissement pour la gauche ”; Correio Braziliense: “Luiz Inácio Lula da Silva (PT) é eleito presidente pela terceira vez”.
Así, Lula es valorado como un estadista y líder mundialmente reconocido, Petro apenas como exguerrillero considerado equivocadamente como el primer mandatario de izquierda en Colombia[1]. El pasado sindicalista de Lula le da el diálogo, la negociación y la concertación como activos muy útiles para liderar su servicio diplomático; el origen político en el M-19 explica la concepción que tiene Petro en términos de amigo-enemigo tal como se pudo apreciar en sus intervenciones en la ONU y en la COP27.
La experiencia de Lula en el manejo del Estado es indiscutible, la de Petro se está definiendo con el paso de los días. Y en política exterior, ni se diga. Mientras Lula tiene un legado en la región como UNASUR, Petro está aprendiendo cómo funciona el mundo y no lo digo porque no hable inglés, ni portugués ni nada diferente al español. Lo digo por su escasa cultura diplomática.
Estas manifiestas diferencias podrán tomar cada vez más fuerza a medida que el tiempo pase y, por lo tanto, definan el rol que va a jugar cada uno a interior del bloque latinoamericano.
Y es que Lula ya le había sacado ventaja a Petro en la COP27 donde como presidente electo fue a Egipto con una idea clara sobre la defensa del Amazonas. En su intervención anunció que, tras su elección, Alemania y Noruega anunciaron la reactivación del Fondo Amazonas (con más de 500 millones de USD) para financiar medidas de protección ambiental en esta selva. De ahí que durante su presidencia “O combate a mudança climática terá o mais alto perfil na estrutura do meu próximo governo”.
En ese mismo discurso, Lula expresó que “Os brasileiros que moram na Amazônia dente e ser os primeiros parceiros a gente de beneficiários de um modelo de desenvolvimento local sustentável, não de um modelo que ao destruir a floresta gera pouca efêmera riqueza para poucos e prejuízos ambiental para muitos”. ¿Se refería implícitamente al narcotráfico?
Igualmente anunció que invitará a una Cumbre de los países del TCA (Tratado de Cooperación Amazónica[2]) para que, bajo su liderazgo, discutan soberanamente la promoción del desarrollo integral de la región con responsabilidad climática. Además, propuso que la COP30 tenga lugar en Manaos. Sin necesidad de atacar al mercado, Lula cree en la reconciliación de esta institución con el medio ambiente.
Por demás, recordó que durante la COP15 (2009) los países desarrollados se comprometieron a desembolsar 100 billones de dólares por año, a partir de 2020, para ayudar a los países menos desarrollados a fin de enfrentar el cambio climático. “A minha volta também e para cobrar aquilo que fio prometido na COP” y para ello no fue necesario desafiar a estos países.
En efecto, todo lo anterior se ratificó en su discurso de posesión porque Lula sabe perfectamente promover el interés nacional de Brasil como un asunto regional, a Petro su narcisismo lo puede llevar a soñar que el mundo gira a su alrededor tal como se lo han hecho creer tanto su círculo cercano como sus seguidores que desconocen las dinámicas del hemisferio y del mundo.
Petro debe aceptar con humildad que él no es un líder de talla mundial como Lula y que no tiene la experiencia ni el prestigio que a este le sobran en temas que aquel no maneja por completo. Es el momento de diseñar una estrategia que le permita promover su agenda compartiendo prioridades y evitando un protagonismo que Lula no le va a conceder.
[1] Léase “Gobiernos de izquierda en Colombia”, La Nación.
[2] Firmado en Brasilia el 3 de julio de 1978, por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Suriname y Venezuela.
