Lucía Amaya Martínez

Vicepresidenta de Recursos Humanos de Scotiabank Colpatria con experiencia de 25 años en varias compañías nacionales y multinacionales de los sectores alimenticio, manufacturero, servicios, finanzas, consumo masivo y transporte internacional.
Es Ingeniera Industrial de la Universidad Tecnológica de Bolívar, tiene una especialización en Gestión de Recursos Humanos de la Escuela Naval Almirante Padilla / EAN y cuenta con diversas certificaciones y estudios complementarios en coaching y liderazgo ejecutivo en la Universidad de Los Andes y algunas universidades de Estados Unidos como Berkeley, Cornell y el centro de estudios de negocios Ross en la Universidad de Michigan.

Lucía Amaya Martínez

Gerenciando tu carrera

Una de las cosas más importantes que hacemos en Recursos Humanos es acompañar a los líderes en el desarrollo de sus personas talentosas; al mismo tiempo tenemos el reto de identificar talentos desde su ingreso y en cualquier momento de su vida laboral. Visto así, pareciera un lugar donde cada persona tuviera poco que ver con su crecimiento profesional y organizacional y no lo es, ya que también somos los dueños al gerenciar nuestra carrera. 

En la gestión de talento, en general, hay dos grandes caminos de crecimiento: el de la experticia técnica y el del liderazgo; y ambos son perfectamente válidos y además: no excluyentes. Las personas talentosas en lo técnico son buscadas para trabajos muy específicos y tienen tan buenas oportunidades como aquellos que deciden no ser expertos o que quieren crecer en roles más cercanos al liderazgo. Y este es un gran mensaje, no todos estamos llamados a liderar y además no todos queremos tener roles que incluyan liderar a otros. 

Cuando pensamos en el mundo de la fortaleza técnica, encontramos unos talentos impresionantes en coordinación de proyectos, en el mundo digital, en analítica de datos, en temas financieros. Podemos contribuir independientemente, no tener personas a cargo, y lograr resultados excelentes y enormes aportes para el lugar donde estemos desempeñando nuestra función. Incluso hoy, en el mundo de la virtualidad, solemos encontrar estos talentos trabajando desde cualquier lugar y en empresas ubicadas incluso remotamente. 

Entonces, ¿qué hacer para desarrollarnos? Por un lado, trabajar en el mundo del conocimiento y también identificar donde nuestro perfil es apetecido (compañías, cargos, gobierno, entre otros), y claramente, no descuidar las hoy conocidas “competencias poderosas” antes llamadas “competencias blandas”: comunicación, trabajar con otros, crear relaciones; desde nuestra propia forma, son acciones completamente necesarias. 

En todos los casos, distinguirnos como un talento es realmente tener elementos diferenciales. Preguntémonos cuál es nuestro diferencial, qué hacemos diferente a los demás, porque esa será la puerta al crecimiento. 

Debo reconocer que nuestro mundo, en general (y aclaro que es una generalización), tiene sesgos sobre las personas que son más calladas o menos sociables, y a veces deja pasar de vista profesionales talentosos solo por esta desviación. Quiero recomendarles un libro que me abrió los ojos: ‘Quiet: the power of introverts in a world that can’t stop talking (Susan Cain, 2012)’. Es muy bueno también para cualquiera que se sienta introvertido.  

Por otro lado, si queremos abordar el camino del desarrollo hacia posiciones de liderazgo, también debemos prepararnos y ¡creo que mucho! 

Yo solía pensar que la elección de la carrera profesional marcaba mucho a qué nos íbamos a dedicar, pero he visto ingenieros civiles trabajando en desarrollo humano; ingenieros de sistemas trabajando en finanzas; abogados trabajando en miles de campos. Es por eso que hoy me atrevería a decir, que la formación es muy importante pero la experiencia y lo que vamos aprendiendo en el camino no lo son menos. Podemos ser exitosos, en donde elijamos desarrollar nuestra función. 

Me planteo la vida como un continuo aprendizaje; esa posición de aprender mantiene siempre la mente muy abierta y dispuesta para recibir lo nuevo y es una actitud que recomiendo para abordar la vida tanto personal como profesionalmente y es un elemento clave para desarrollar nuestra carrera y crecer en ambas dimensiones.

Como he mencionado antes, aprender es básico; atrevernos a asumir nuevos retos con la confianza de que somos capaces de aprender, nos permitirá ampliar la mente y tener más habilidades para gerenciar. También es importante identificar qué necesidades de formación se van presentando en la vida. Hay que adquirir nuevos conocimientos: leer, actualizarse.  

Es importante también, participar en diferentes espacios, mostrar interés por hacer parte de temas distintos al trabajo habitual, expresar abiertamente el deseo de hacer parte de proyectos, grupos diferentes, entre otros; en nuestras conversaciones con los líderes, es imperioso manifestar el deseo de desarrollarse y crecer. 

Busquemos en el mercado las oportunidades para hacer networking. Conozcamos dónde se mueven las oportunidades de nuestra carrera, dentro y fuera de donde trabajamos. Hoy, que hay acceso a redes sociales profesionales como LinkedIn, tenemos acceso a opciones de conocer empresas, personas, nuevos roles. Es un buen lugar para estar, así también como otros foros profesionales del área de interés. 

Conocer nuestras fortalezas, dónde no somos tan brillantes, pedir retroalimentación y poder revisar nuestras pruebas psicotécnicas, decirles a nuestros compañeros que nos digan cómo nos ven. Con base en esto, crear un plan de cómo desarrollar eso que queremos cambiar, identificar personas que sean fuertes en eso que debemos hacer para crecer y pedir mentoría, son algunas recomendaciones a tener en cuenta. 

Por otro lado, es importante trabajar en uno, en ser mejor como persona. Esto aplica para todos, los líderes y los expertos profesionales. Ser buen ser humano es la base para todo en la vida, desde mi punto de vista. Solía escuchar a personas diciendo “en la empresa no me dan nada, no me forman, no me dan oportunidades de crecer”. La invitación que les hago es a hacernos cargo ya que nosotros somos los principales beneficiarios de los esfuerzos que hagamos por crecer. Como han podido notar en los tips que he ofrecido, el desarrollo depende de nosotros.  

Y si hoy ya somos líderes, o si estamos en Recursos Humanos, es importante trabajar en los sesgos, en apoyar a otros a crecer, en ofrecer herramientas de coaching a los colaboradores, en resaltar las virtudes de quienes conocemos, en crecer haciendo crecer a otros. Ser generoso es una virtud maravillosa que hace florecer a quien da y a quien recibe.

Finalmente, quiero compartirles algo que he aprendido: todos tenemos lugar en el mundo, no es obligatorio ser líder, experto, independiente o empleado. Nosotros decidimos el camino de carrera que queremos recorrer. Lo que sí es muy claro, es que todos somos necesarios y todos nuestros conocimientos, experiencias y habilidades son requeridas y complementarias. 

Hay un lugar para cada uno de nosotros, desde quién somos y en lo que queremos ser.

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Lucía Amaya Martínez
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