Las elecciones en el municipio de Amagá, al suroeste de Antioquia para la alcaldía son una disputa de ‘buenos muchachos’, al menos los dos más opcionados para quedarse con el cargo, tienen a cuesta un historial que vincula presuntos falsos testimonios y paramilitarismo, con la particularidad que además ambos ya fueron alcaldes allí.
Estoy hablando de Wílser Molina y Juan Carlos Amaya; el primero fungió entre el 2015 y el 2019, mientras que el segundo fue alcalde entre 2012 y 2015. Estos dos nombres, desde hace más de una década han estado vinculados el uno al otro por casos judiciales.
Amagá, municipio del departamento de Antioquia, se podría decir que es una réplica a pequeña escala del caso del expresidente Uribe de falsos testimonios en el que sus protagonistas son esos dos, ahora, candidatos a la alcaldía. Por un lado, Molina con aval del Centro Democrático y por el otro lado, Amaya avalado por el partido Conservador y un seguidor ferviente del excandidato presidencial Federico Gutiérrez.
Los hechos develados por la revista CAMBIO relatan como Wílser Molina, un exfuncionario del CTI que posteriormente se convirtió en el primer ‘Diego Cadena’, por ser la primera persona que, presuntamente, trató de enlodar a Iván Cepeda inventando la compra de testigos en el proceso que ahora tiene al expresidente Uribe en juicio.
Amaya, por su parte estuvo involucrado en presunta parapolítica por testimonio aportados por el exparamiliar Daniel Alejandro Serna, alias “Kenner”, quien posteriormente afirmó que fue contactado en la cárcel de Itagüí por Wílser Molina, quien le pidió dar un falso testimonio en contra de Juan Carlos Amaya a cambio de puestos de trabajo para sus allegados, promesa que nunca fue cumplida por Molina.
Ahora, el municipio se encuentra ante dos exalcaldes de aquella corriente política que lleva años en las instancias decisivas del país pero que no han logrado grandes transformaciones, dos de la misma corriente ideológica en partidos diferentes en épocas donde los territorios, incluido el municipio de Amagá, han pedido un cambio por la vida que deje atrás falsos positivos, falsos testimonios y las falsas promesas para darle un lugar a las grandes transformaciones.
El reto para el municipio es romper con las viejas prácticas, las viejas formas de hacer política, derrotar a quienes se oponen al cambio y seguir trabajando por construir paz con oportunidades.
