La historia política de Colombia guarda una figura imborrable: Luis Carlos Galán Sarmiento, un político y líder carismático cuyo legado sigue inspirando a generaciones. En medio de una época tumultuosa en el país, Galán se alzó como el símbolo de la lucha contra la corrupción y la violencia política, trazando un sendero audaz hacia un futuro mejor. Sus esfuerzos incansables para implementar políticas progresistas y reformas en el sistema político y judicial dejaron una marca.
Los años 80 vieron la cúspide de Luis Carlos Galán como líder del movimiento Nuevo Liberalismo. Nacido como respuesta a prácticas políticas tradicionales y la corrosiva corrupción arraigada en Colombia, este movimiento resonó con los anhelos de cambio de los ciudadanos. La valentía de Galán le granjeó el respeto y la admiración de aquellos que anhelaban un país transformado, aunque su vida fuera arrebatada, recordándonos los riesgos que enfrentan los que desafían la violencia arraigada en Colombia.
Pero la muerte de Galán no silenció su legado, sino que lo avivó. Sus hijos, Juan Manuel y Carlos Fernando con una dedicación sin igual, llevaron adelante su misión, luchando incansablemente para revitalizar el Nuevo Liberalismo. Enfrentaron desafíos y espinas, pero con valentía han mantenido la llama encendida, perseverando en la defensa de su país. Despertar cada día con el firme compromiso de transformar la nación no es un privilegio como muchos lo han dicho, sino un esfuerzo, sin recursos sin ayudas y en contra de todo tipo de obstáculos.
El hilo del tiempo teje historias similares, de aquellos que continuaron el legado de los que dejaron huellas profundas. Jackie Kennedy, la fuerza detrás del John F. Kennedy Center for the Performing Arts; Martin Luther King III, llevando adelante la causa de la justicia social; Norma Jeane Mortenson, manteniendo el espíritu de Marilyn Monroe; Sean Lennon, continuando la música de John Lennon. En Colombia, las hermanas Pizarro, María José y María del Mar, hijas del asesinado candidato presidencial por la Alianza Democrática M-19, Carlos Pizarro; Iván Cepeda, hijo de Manuel Cepeda político asesinado en el exterminio a los miembros de la Unión Patriótica y la familia de Álvaro Gómez Hurtado, entre otros, que han seguido ese camino.
Hoy, en todo el país y en Bogotá, hay una gran oportunidad en Carlos Fernando Galán. Su compromiso plasmado en su programa de gobierno “Bogotá Camina Segura”, donde la seguridad y el bienestar de los ciudadanos son pilares centrales. Reconoce que la inseguridad no es simplemente una percepción, sino una triste realidad que nos priva de disfrutar serenamente de la capital. Su determinación de construir el metro, avanzar en proyectos de vital importancia y fortalecer la justicia son testamentos de liderazgo audaz. Su visión abraza la tecnología y la innovación, para brindar soluciones modernas que le permitan prometer una ciudad libre de miedo.
La justicia social está en su promesa de tres comidas diarias para los vulnerables, combatiendo la desigualdad y la pobreza. Carlos Fernando entiende que Bogotá es la ciudad menos pobre pero más desigual, y su dedicación para forjar un mañana equitativo es el faro que guía a una ciudad en busca de un destino más brillante. Es la posibilidad para que alguien asuma y se haga cargo de las problemáticas que aquejan a los bogotanos, son muchos los desafíos, pero su experiencia en lo público como Senador de la República, y sus dos periodos como Concejal de Bogotá le dan el conocimiento que necesita para liderar la ciudad más importante de Colombia. La tercera será la vencida, Bogotá tendrá la oportunidad de cambiar el rumbo y devolverles a sus habitantes la posibilidad de caminar seguros, avanzar hacia el desarrollo que tanto necesita.
Sin duda el Nuevo Liberalismo dejó huella, y hoy, en las manos de sus candidatos en diferentes regiones de Colombia se convierten en un camino alternativo para el país
