Santos no es desleal a Uribe, Uribe es desleal a Santos

El uribismo quiere hacerles creer a los colombianos que el presidente Santos es desleal a los ideales por los cuales fue elegido, algo que resulta ser una total falacia. La toma de decisiones a conciencia, que tienen como mira principal el bien común, es en esencia la principal función de un Presidente. Los colombianos no le dieron un mandato a Santos para que gobernara en función de agradar a Uribe. De haberlo hecho, dejando a un lado sus más profundas convicciones, estaríamos hablando del Presidente más cobarde de la historia de Colombia.

Desde el 7 de agosto de 2010, Santos tuvo muy claro que desde ese momento él era el responsable del país. Tuvo el valor de no esquivar los problemas heredados del gobierno de Uribe, asumiendo con firmeza el compromiso de disminuir la pobreza y la exclusión con la misma intensidad con la que se combate el terrorismo. Entendió que si bien los procesos políticos durante el gobierno de Uribe fueron exitosos en bastantes cosas, no podían ser reproducidos en su totalidad. Llevar a cabo una negociación que tiene como fin terminar el conflicto con las Farc de modo definitivo, no es un acto de deslealtad, es una obligación. La paz es un derecho y un deber constitucional de obligatorio cumplimiento y es uno de los principios en los que se cimienta la estructura fundamental de nuestro Estado. Pero deslegitimar y apostarle al fracaso de los diálogos de paz, como lo hace Uribe, con el fin de recuperar el poder en las próximas elecciones, sí es bastante desleal, no solo con el presidente Santos, sino con el país. Haber creado un gobierno de concertación, rodeándose de gente tanto o más capaz que él, no es un acto de deslealtad; todo lo contrario, es una expresión de sensatez. Santos entiende que su gran fuerza empieza por la de su propio equipo y sabe lo importante que es impulsar nuevos liderazgos. Pero Uribe sí es desleal con la sociedad al estar convencido de ser el único capaz de llevar las riendas del país, porque sobreestima, porque antepone su potencial y capacidad a la de  44 millones colombianos. Esto se ve reflejado en las posibles candidaturas para las próximas elecciones, donde el santismo tiene tres candidatos presidenciables (Santos, Vargas Lleras y Pardo), mientras que el uribismo no tiene ni medio. Haber restablecido las buenas relaciones con Venezuela tampoco puede ser considerado como un acto de deslealtad. Mejoró enormemente el  panorama comercial internacional de Colombia y reivindicó los derechos de muchos exportadores. Santos entiende el inmenso valor de una buena relación con otros líderes y es capaz de despertar en ellos una admiración hacia él y hacia su país. Pero lo que sí me parece bastante desleal con el país es que el 40 por ciento de la mala imagen de Colombia en el exterior  provenga de las declaraciones de Uribe. Por estas y por muchas más razones, no entiendo la lógica de Uribe cuando tilda a Santos de desleal. Como dijo alguna vez William Shakespeare: “La lealtad tiene un corazón tranquilo”, y yo creo que el presidente Santos tiene un corazón tranquilo. @jorgepiotrowski