¿Paz con impunidad?

Vie, 12/10/2012 - 00:31
Por estos días cuando se habla tanto de reconciliación, de paz, de diálogos y acercamientos entre supuestos buenos y malos, se hace imperioso preguntarse sobre la legitimidad de esos famosos espaci
Por estos días cuando se habla tanto de reconciliación, de paz, de diálogos y acercamientos entre supuestos buenos y malos, se hace imperioso preguntarse sobre la legitimidad de esos famosos espacios que han sido apoyados por las bancadas y claro, por las ONG. Indefectiblemente tenemos que cuestionarnos qué tan ciertos y honestas son las intenciones del gobierno de Santos en procura de la paz. Las verdaderas víctimas hemos sentido el deber civil y patriótico de evidenciar que el 7 de marzo pasado, los acuerdos que hoy supuestamente están por firmarse ya se suscribieron en esa fecha. Sí. Todo fue a nuestras espaldas, de manera subrepticia, o como dicen algunos, por debajo de la mesa. Santos, Timochenko y Márquez. Esta fue la conclusión de unas reuniones que se concretaron en octubre de 2011 en La Habana en las cuales fue protagonista Sergio Jaramillo Caro. Como padrinos de esta unión macabra oficiaron Hugo Chávez, Raúl Castro y cuentan los dueños de información privilegiada, que quienes financiaron esa vez aquellos encuentros fueron los gobiernos de Noruega y del hermano país que sirve de trinchera de narcoguerrilleros. De inmediato surge otra pregunta: ¿será que un proceso de paz dura tres o cuatro meses, mientras las partes logran llegar a actitudes conciliatorias, concesiones, puntos de encuentro y en general a conclusiones para acabar con la guerra y el derramamiento de sangre? ¿Será que un fuego cruzado que lleva más de medio siglo en ese tiempo se ve avocado al porvenir nacional y a las sonrisas sinceras de la verdad y la reparación? No.  Esto durará poco, muy poco justamente porque ya estaba firmado. No podemos seguir tragando entero. Podríamos concluir de estas actitudes deleznables que algo, o mejor mucho tendrán que esconder para proceder de aquella manera. Un acuerdo de paz sin tener en cuenta a las víctimas carece de cualquier tipo de legitimidad. Un acuerdo de paz inconsulto y que se da en términos de garantías de impunidad para los victimarios es espurio. La semana pasada, reunido con el ilustre rector de una reconocida universidad y con la preocupación sobre la mesa de trabajo, me decía: “Es como si yo lo cito a negociar sobre ese pocillo y en mi casa y con mis escoltas y a la hora que yo le digo y usted me tiene que entregar todo su dinero, su cuenta bancaria, su casa, sus bienes muebles y el 80 por ciento de su negocio. Ah, y además usted tiene que ir solo, porque yo estaré con todos mis aliados y amigos”. Este acertado símil encuentra sentido. No nos llamemos a engaños. Qué puede uno negociar con narcoterroristas que están más vigentes que nunca en su actuar criminal. Que mienten en cada declaración, que financian sus arremetidas violentas con el narcotráfico y los secuestros extorsivos. Es una simple interpretación elemental. ¿Es acaso una negociación arrodillarse ante las Farc, el Eln, el Epl  cuando no tenemos nada que dar a cambio? No estamos obligados a doblegarnos y humillar el Estado y revictimizar a nuestras familias para que estos bandidos paren de delinquir. No entiendo qué podemos negociar, máxime cuando pudimos demostrar que la soberanía, las instituciones y nuestras Fuerzas Armadas pueden brindarnos tranquilidad. Ya el experimento lo hicimos y con buenos resultados. Ahora el retroceso en materia de seguridad es evidente y resulta que tenemos que pagar esas consecuencias con un costo inmenso: la impunidad. En el Acuerdo General Para La Terminación Del Conflicto Y La Construcción De Una Paz Estable Y Duradera, se expresa que se atiende el clamor de la población por la paz. ¿No será el clamor de Santos en una más de sus estrategias electoreras como la Ley de Víctimas, el Marco para la Paz, y ahora la paz? Las víctimas en Colombia están indignadas con estas negociaciones a puerta cerrada, pues no puede ser que no tengan voz y menos voto en algo de tan gran calado para el país como es la paz. Ahora bien, que de seis puntos que integran la agenda las víctimas ocupen el quinto lugar, no es más que una bofetada a la justicia y a la democracia. Y como esto no es todo, primero debe estar por supuesto la participación en política de nuestros victimarios; ese el segundo punto. Un aspecto abominable es el del famoso criterio de selección por parte del Congreso, a través del cual el legislativo queda facultado para escoger si los genocidas van o no a prisión — ah, bueno, se suspenderán las ejecuciones de las penas. Ya Trinidad esta empacando maletas—. ¿Cómo concebir la paz con impunidad? Eso que me lo expliquen y no es que sea de mente cerrada o de ultraderecha, o todas esas necedades que por ahí dicen. Qué va a ser de las víctimas de las guerrillas que desde 1960 han padecido la inclemencia de la subversión. Las Farc, el M-19, el ELN y el ELN históricamente han sido favorecidos por los acuerdos, logrando su más grande objetivo: la impunidad y la participación en política. Tanto que hoy nos gobiernan en buena parte del territorio nacional, mientras que las víctimas ven pasar con más pena que gloria los años sin respuestas, sin verdad, sin justicia y claro, sin reparación. En el acuerdo se habla del respeto a los DD. HH. en todos los confines del territorio nacional, como un fin de la Unión que debe promoverse. Será que se promueve con impunidad y estrangulando la Memoria Histórica. También de manera reiterada mencionan la soberanía y el Estado de Derecho. ¿Será que esos presupuestos democráticos y constitucionales se cumplen con un arreglo falaz y amañado entre narcoterroristas y dejando de lado los derechos y garantías de los sujetos pasivos de los ataques sistemáticos de las guerrillas? Ya para terminar quisiera saber si los facinerosos van a renunciar al negocio ilegal del narcotráfico, porque en la agenda se habla muy permisivamente de este aspecto. Una luz deja ver rostros y se oyen voces que se alzan inconformes por estos desmanes. Mañana 13 de octubre de 2012 oficialmente se integrará la Mesa nacional de víctimas de la guerrilla. Será un acto solemne sobre la base del respeto a las víctimas de las guerrillas que han quedado en el olvido, pero que se cansaron de ser birladas una y otra vez. Se instalará la Mesa mañana, ya que el 15 en Oslo comienza la segunda parte de la farsa humanitaria. ¡Paz con impunidad NO es paz! Señor Presidente, parte importante de la reparación de las víctimas, es la ejecución de las penas de sus victimarios. #nomasmentiras Abrazo cálido. Seguimos trabajando. @colconmemoria presidencia@colombiaconmemoria.org
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