Lo impensable: Noemí Sanín choca con Belisario y pide apoyo a Petro

Mar, 11/09/2012 - 00:32
La excandidata presidencial Noemí Sanín fue ministra de Belisario Betancur y le profesa —dice— inmenso respeto, pero cree que se equivoca al decir que la paz tiene que hacerse a cualquier precio
La excandidata presidencial Noemí Sanín fue ministra de Belisario Betancur y le profesa —dice— inmenso respeto, pero cree que se equivoca al decir que la paz tiene que hacerse a cualquier precio. “Sería gravísimo para el país”. En su memoria tiene el recuerdo triste del Presidente Rabín, quien le dijo con el corazón en la mano: “La paz cuesta, pero hay que buscarla”. Y lo mataron 15 días después. “Esa frase del expresidente Betancur de que la paz hay que buscarla a cualquier costo no la comparto. Nosotros no podemos negociar nuestro sistema político. Somos una democracia, somos una sociedad que tiene derecho a elegir como pueblo”. Noemí, como la conoce el país, asegura que no ha regresado a las lides electorales, pero admite que “salí otra vez del cascarón del silencio, me tuve que enfriar mucho después de esas elecciones que fueron muy duras, muy difíciles. Yo quiero ser una voz que solamente piense en el país”. ¿Cómo ve el proceso de paz que se inicia? Es una obligación buscarla, pero sin la ingenuidad con que hemos adelantado los procesos. Hemos confiado en delincuentes, en terroristas y ellos han traicionado la buena fe de todos los actores de los procesos. Es precupante que la guerrilla esté anarquizada. Recuerde que yo hablaba con Jacobo Arenas. Hice parte de la primera comisión de paz en el gobierno del presidente Betancur. Fui la única del gobierno que estuvo en el nacimiento de la UP con ellos. Cuando fui a interceder por tantos secuestros, me dijo Jacobo Arenas, “Noemí, ustedes no han aprendido que el mando central no domina todos los frentes”. Pareciera que todavía no hubiéramos entendido la lección. La guerrilla está en el narcotráfico. Cuando le conviene, está en el tema ambientalista y mueve las masas para defender el tema. Cuando le conviene, que es mucho para conseguir recursos, está en el tema minero. De modo que es una guerrilla totalmente distinta. Yo quiero que nos vaya bien y le pido a Dios que nos ayude y que aprendamos esta lección. Pero creo que todos los colombianos debemos estar vigilantes con cierto escepticismo, porque si no, la guerrilla vuelve a tomar fuerza y a ganar la partida. ¿Qué aprendió sobre paz en los tiempos de Belisario Betancur? Hubo muy buena fe y también una dosis tremenda de ingenuidad en todo el país. Era eufórico y la euforia no es buena. Hay que tener los pies puestos en el suelo y saber que uno está negociando con delincuentes, con terroristas. Ellos son encantadores y muchos son románticos. En esa época, la sociedad se fue folclorizando. Se le llevaba coñac y se conversaba sabroso. Todo el mundo buscaba una fotografía. Ahora empiezo a ver que mucha gente quiere estar en el proceso y eso le quita la privacidad, la necesidad de concentrarse, se mira para fuera y todo es un show. Yo diría que la folclorización hace muchísimo daño. ¿Se corre el riesgo de que cualquier crítica vuelva al autor enemigo de la paz? Me parece terrible que se estigmatice a una persona porque opine A, B o Z. Creo que se necesita crítica en el proceso y tenemos que estar vigilantes, observarlo y exigir. Cada vez que Colombia inicia uno de tantos procesos de paz, somos monotemáticos. Me preocupa que la agenda social, económica, de infraestructura, se nos acabe por el tema de la paz. Nosotros no podemos seguir esperando a que el terrorismo elija presidentes, elija sobre el desarrollo, nos tome del pelo en los procesos de paz. Eso nos ha pasado demasiadas veces. En procesos anteriores, el país estaba ilusionado… La negociación es una especie de seducción recíproca. Evidentemente recuerdo la seducción que ejercieron las Farc y todo el secretariado. Además de la lagartería nacional. Lo terrible es que por un lado se seduce y por el otro se sigue asesinando, siguen los abusos y los atropellos. En síntesis, que venga la paz pero no a cualquier precio… No. Hay límites. La democracia no se negocia, las grandes reformas del país las tenemos que hacer los colombianos democráticamente. ¿Y cómo ve la pelea de Uribe y Santos? Yo en estos días recordaba un dicho africano, que cuando dos elefantes pelean el que pierde es el pasto, el piso. En este caso pierde el país. La oposición es muy importante. Pero con estos medios nuevos como el Twitter le hacen daño a personas emocionales. Uribe tiene muchas cosas para decir en temas de fondo, tenemos que escucharlo con mucho detenimiento. Su experiencia es muy válida pero el Twitter a veces lo usa para cosas que no son. Sí me gustaría verlo siempre en temas muy importantes. El expresidente Samper dijo en Todelar que “si el expresidente Uribe sigue en esa actitud, se va a quedar solo”… No. Hay mucha gente que piensa como él y me parece que es válido. La sociedad tiene derecho a la verdad, al análisis, a conocer los temas de fondo. Hoy, tristemente, muchas personas prefieren el hagamos pasito. Hay varios temas de fondo y como el Estado es tan fuerte, entonces las posibilidades de revancha son muy complicadas. ¿Políticamente usted está más cerca de Uribe que del Presidente Santos, hoy? El otro día me dijeron “Noemí, usted no está ni con uno ni con otro. Está indiferente”. No. Yo soy diferente. En estos dos años de reflexión me he puesto a ganarme la vida, porque se me había olvidado hasta mercar. Yo respeto mucho los movimientos desde que se hagan pacíficamente. Yo soy una indignada. Entonces, ¿ni con Uribe ni con Santos? Yo le tengo mucha gratitud a Uribe. Me dio confianza, pude representar a Colombia. En España, creo que hice por mis compatriotas y por el país, una embajada sin antecedentes. Lo digo sin vanidades. Santos es un tipo tremendamente hábil. Le gusta quedar bien con todo el mundo. ¿Por eso nombró a Juan Gabriel Uribe? Creo que lo nombró por mérito. Es un intelectual, un hombre muy valioso. ¿De su grupo? Él fue mi jefe de debate en la campaña pasada. Ojalá sea capaz de cambiarnos el chip en el tema ambiental. ¿Se arrepiente de haber planteado la reelección de Uribe? Uribe hizo un primer gran gobierno y yo pedí la relección o la ampliación del período. Incluso eso me gustaba más, tener cinco años en vez de cuatro. Lo grave fue que planteamos la relección y no cambiamos ninguna otra norma. Se cambió totalmente el equilibrio. Es prácticamente imposible, sin las reformas adecuadas, que gane un candidato distinto al presidente de turno. Es grave lo que pasa en Colombia, que los temas sociales, los subsidios, los beneficios que merece la gente por derecho, porque el Estado se los concede, porque tienen méritos para recibirlos, se confundan con favores del Presidente. Es imposible un equilibrio para que democráticamente se compita con un presidente. ¿Qué hará el uribismo? No tengo ni idea porque no soy amiga ni de José Obdulio, ni de ellos. De esas toldas no conozco a nadie. A Uribe lo conozco, le he dicho que admiro muchas cosas pero también tengo críticas, lo de AIS por ejemplo, por la forma como se repartieron gigantescas sumas de dinero a unos pocos. No hay derecho a que le regalen plata a los más ricos. ¿Tanto como regalar casas? Yo admiro mucho a Vargas Lleras, que es un tipo eficiente, un ministro que hace las cosas. Me duele criticarlo, pero es que regalar casas es inexplicable. Los que construyen casas baratas, no están pudiendo venderlas porque dicen “¿por qué a unos les venden y a otros les regalan?”. Se desestimula el derecho de igualdad. Lo que pienso es que hay que buscar un mecanismo para que la vivienda cueste algo. Las cosas hay que pagarlas. A la gente pobre hay que ayudarla y subsidiarla. ¿Es un acto populista? Ayudarle a los pobres depende de cómo se haga. Regalar plata a los ricos, de ninguna manera. Eso de AIS todavía me saca la piedra, le dieron a los grandes grupos económicos millones de dólares. Eso no tiene sentido. En el caso de las casas regaladas, hubiese preferido que fuera con una política más de esfuerzo porque si no, se nos complica la vida. ¿Y qué piensa del Alcalde Petro? Al margen de cualquier diferencia que se tenga con su gobierno, yo creo que todos debemos respaldarlo. Se trata de defender la capital colombiana, la ciudad que el país muestra ante el mundo y que todos asumimos como nuestra, sin importar la región de origen. Petro ganó lícitamente las elecciones. No entiendo el porqué se le obstruye, se le estigmatiza y se impide el buen desarrollo de su administración. Yo le pido a todos que apoyen su gobierno.
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