Ha hecho carrera la frase de algunos expertos al analizar a un personaje cuando concluyen que su principal enemigo es él mismo. La ley dialéctica de los contrarios sugiere que un fenómeno en sí mismo contiene lo bueno y lo malo y que no puede existir nada que no esté compuesto por una característica y a su vez por la antagónica. Quizás por esta razón a veces la personas parecen contradictorias o arrastran en simultánea con las bondades y los lastres de cada una de sus posiciones.
Así por ejemplo hoy se dice en muchos círculos que el principal enemigo de Gustavo Petro es él mismo. O que Germán Vargas es el mejor pero que no avanza por cargar con lo peor. O que Sergio Fajardo tiene todo para ganar pero hace todo para perder. O que Iván Duque representa la juventud pero encarna lo viejo. Y que Humberto de la Calle es el símbolo del reformismo pero que se apoya en lo más retardatario.
Y como nada es completo en la vida habría que intentar observar a los candidatos a la presidencia a la luz de la matriz DOFA que se utiliza hoy para estudiar las ventajas y desventajas de un proyecto frente a un propósito o una meta. Según la reingeniería moderna la matriz DOFA permite analizar debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas y con esta óptica vale la pena mirar el DOFA de cada uno de los candidatos de cara las elecciones presidenciales.
La principal fortaleza de Iván Duque, que es quien puntea hoy todas las encuestas, se llama Uribe. Nadie duda que es la campaña agitacional del expresidente Alvaro Uribe la que le ha granjeado la mayor cauda electoral a Duque. Uribe es un fenómeno de masas y el que se ganara la bendición del expresidente sería el beneficiario de ese gigantesco espectro electoral. Sus oportunidades han sido, desde luego, su carisma, el vacío de liderazgo en el sector de los que votaron por el No en el plebiscito y los traspiés y tumbos que ha dado el famoso proceso de paz que por lo que se ve hoy va a terminar con el Nobel y sin el género.
Pero curiosamente su principal debilidad es al mismo tiempo el factor Uribe. Cada vez que Uribe trina contra los maestros, contra los periodistas o a favor de los buenos muertos, pone en calzas prietas al pobre Duque. Lo lleva a hacer malabares para explicar que él no es intérprete de trinos y que no va heredar ni odios ni enemigos. Pero sin duda Uribe cada que alborota las redes se convierte en su talón de Aquiles. Su amenaza real es que no le alcance el tiempo en las próximas dos semanas para demostrar que no es títere y que no siente como Uribe así lo identifique como su líder.
La principal fortaleza de Germán Vargas Lleras es la maquinaria. Esa fue su apuesta y en eso se concentró con lujo de detalles. Así arrancó como el natural heredero de la casa de Nariño y de las altas esferas del poder por lo que desde un principio parecía el elegido. Su más significativa oportunidad es su talante de ejecutor y su temperamento enérgico. Pero curiosamente su principal debilidad es esa misma clase política que lo rodea, porque lo contamina con su desprestigio y le resta popularidad al mostrarlo como el representante los mismos con las mismas. Su amenaza es que no logre convocar al electorado porque a última hora cargue con el descrédito de la maquinaria oficial que al final sería la que lo salvaría de ahogarse en la primera vuelta.
En el caso de Gustavo Petro su innegable fortaleza es la popularidad que despierta entre los más pobres y la simpatía que generan sus banderas de ilusión a los más necesitados con su filosofía izquierdista que par algunos es la alternativa frente a la tradicional clase política. Sus oportunidades están en un electorado indignado al que le cala su discurso promesero y el desencanto de los colombianos con la politiquería. Una imagen de redentor que interpreta los sueños de los decepcionados. Pero curiosamente su debilidad radica en ese mismo discurso populista que despierta fervor entre los desarrapados pero que la clase media y a los ricos les significa el peligro de caer en manos de esa izquierda que los expropiaría y volvería al país un fortín del Socialismo del Siglo XXI. Su amenaza consiste en que se desmorone en popularidad ante la imposibilidad de mostrar que no conduciría al país por la ruta venezolana.
La Fortaleza de Sergio Fajardo ha sido la independencia y la sinergia que logró con Claudia López y Jorge Robledo al mostrase capaz de unir una izquierda no radical y haber generado expectativas de conquistar el centro izquierda. Sus oportunidades se dieron por su temperamento conciliador y su imagen de buena persona comprometido con el futuro y la educación del país. Además de ser contrario a las malas prácticas politiqueras, sus oportunidades se han dado porque genera tranquilidad y refleja la decencia que se percibe en su discurso y su accionar. Pero irónicamente su principal debilidad ha sido el radicalismo y el show descalificador de Claudía López, el cual no logró seducir a los radicales, que optaron por irse con Petro, pero si consiguió asustar a los centristas que simpatizaban con la bonhomía y la sensatez de Fajardo.
Por su lado, Humberto de la Calle comenzó con un gran fortaleza por ser el candidato del gobierno y por haber sido el hombre que se la jugó por la paz y haber sacado adelante el acuerdo con las FARC. Entre sus oportunidades se pueden contar las de haberse ganado el respeto de los que votaron por el Si y el reconocimiento general como un hombre de estado. Pero las paradojas de la vida hacen que su principal debilidad sea el apoyo de un gobierno sin prestigio y haberse convertido en el símbolo de una paz que al paso que va cada vez convence menos. Su gran amenaza que al marcar poco en las encuestas el gobierno decida apoyar a Vargas Lleras y dejarlo con los crespos hechos.
Hoy las fortalezas son debilidades y las oportunidades son amenazas. El tino con que se maneje el resto de campaña será determinante. Ahora todos están al filo de la navaja y el que se mueva mal pierde hacha, calabaza y miel. Duque debería darle vacaciones a Uribe en las redes sociales. Vargas Lleras debería decirle a Armando Benedetti y Roy Barreras que lo ayuden pero en silencio. De la Calle debería pedirle a Gaviria que se quede en el closed y Fajardo podría rogarle a Claudia López y su compañer@ Angélica Lozano que no hagan tanto aspavientos para colaborarle ya que por el lado de la anticorrupción ya consiguieron lo que podían pero por el lado de la simpatía es más lo que le quitan que lo que le ponen
