¿Qué responsabilidad le cabe al partido Cambio Radical, que fundó y lidera el vicepresidente de la República Germán Vargas Lleras, en la crisis de la Guajira, tras las cuestionadas gobernaciones de Francisco Kiko Gómez y Oneida Pinto, avaladas por esa colectividad?
La pregunta se la formulé a la Ministra de Vivienda, Elsa Noguera, tras un largo diálogo sobre asuntos que atañen a su gestión, en lo cual ha sido exitosa y aplaudida.
-Por supuesto (responde ella tranquila) que me duele la situación de la Guajira, como miembro de Cambio Radical y como empleado público. Uno quiere que todo el mundo se ponga la camiseta.
Y no es que quiera –prosigue- defender a la Gobernadora ni mucho menos, pero un departamento no se destruye en seis meses, tiempo que estuvo al frente. Fue la acumulación de malos gobiernos lo que llevó a la crisis.
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Hay temas culturales complicados, dificultades por dispersión geográfica, pero realmente es inaceptable que un departamento que ha recibido tantos recursos, hoy tenga los problemas que comprometen la vida y la salud de nuestros niños.
Yo vengo de una ciudad (Barranquilla) que también tocó fondo y cuando esto sucede se toman las mejores decisiones. Por eso le pido a toda la gente de la Guajira que revise bien quién será su próximo gobernador, porque el problema allá no ha sido falta de recursos sino falta de gestión.
¿Cuánta culpa le cabe a Oneida Pinto, elegida con el aval de Cambio Radical?
Los problemas son de atrás. Como le digo, un departamento no se acaba en seis meses. Son problemas de años. No de otra manera tienen 100 mil millones de pesos en el plan departamental de agua sin comprometer, de unos créditos que vienen de atrás, que entregó el Banco Mundial, y ahora que llega el súper Gobernador, como le digo yo, porque sigue siendo Superintendente y es Gobernador (Jorge Enrique Vélez) me pide que le ayude a buscar proyectos.
Pareciera que a los políticos de antes no les dolió la gente, no se preocuparon por la crisis del agua, dejaron los recursos ahí acumulados, pero también recursos que están causando intereses y cada vez van a tener menos dinero, por los costos financieros. Si no se ejecuta a tiempo, los beneficios no se consiguen.
¿Es el estilo cultural, es la gente, es la desidia, o la corrupción generalizada?
Hay de todo, hay corrupción y desesperanza. Como ocurrió en Barranquilla, la ciudad fue quedando atrapada y atrapada… en graves escándalos de corrupción, la autoestima por el suelo, y finalmente los ciudadanos pensaron que era imposible cambiar el rumbo de la ciudad.
Por fortuna tuvimos a una persona –que hoy ha vuelto a la alcaldía, Alejandro Char- que se le midió al reto enorme de recuperar la ciudad. No es fácil porque cuando tu empiezas a luchar con todas estas fuerzas, te encuentras con una muralla.
La Guajira tiene el reto, ha tocado fondo, enfrenta una crisis que afecta y mata sus niños, las estadísticas son cada vez peores, vamos a cerrar el 2016 con el doble de niños muertos por desnutrición, y eso no lo podemos permitir.
