La agonía de un Paquidermo

Es muy duro hablar descarnadamente de la agonía de un ser humano, pero cuando se trata de un gobernante que, gracias a habilidosas jugadas populistas, se ha mantenido férreamente pegado a su poder por más de una década, cuando esa persona ha abusado de los medios de comunicación para ser un protagonista mediático, cuando con maniobras electorales no muy claras ha establecido el monopolio sobre los poderes públicos, es lícito preguntar cómo es que está dando esos últimos pasos hacia el inevitable final de su existencia. Internado en Cuba desde hace más de una semana, a donde llegó de urgencia en medio del mayor hermetismo, lo único que se le ha comunicado a la opinión pública es que Hugo Chávez se fue a meterse en una cámara hiperbárica, tal parece que a buscar desesperadamente una cura o una postergación de su muerte. Chávez ganó una vez más las elecciones presidenciales en una campaña rodeada de incertidumbre en la que la oposición alcanzó a acariciar el sueño del triunfo mientras lo veía débil y acosado por el cáncer. Recordemos que llegó incluso a implorar, entre lágrimas, a mi diosito por más vida y salud para terminar su revolución bolivariana. Seguramente como pedía dos favores se le concedió uno solo, la victoria, pero no el otro, la salud. ¿Y ahora que pasará? La incertidumbre; si como todo parece indicar la salud de Chávez no solo no mejora, sino que se deteriora a pasos acelerados, nadie sabe cuál va a ser la vía para reemplazarlo. ¿Cómo asegurar que la revolución va a continuar y no va a caer en ese remolino de corrupción e intrigas que se está apoderando de Venezuela ante el vacío que dejaría con su muerte? La camarilla que lo rodea se mueve inquieta intentando quedar en primera fila para cuando llegue la foto final, de manera que con su débil dedo pueda escoger a alguno de ellos como su sucesor y sobre todo para que, antes de partir, le brinde el apoyo que necesitaría para mantenerse en el poder, sin la presencia protectora del gran caudillo. Aquí entre nosotros, que tanto se ha hablado de la salud de nuestro presidente y vicepresidente, parecemos una verdadera urna de cristal, una democracia transparente, frente a la opacidad con que se está manejando el tema en la nación vecina. Si Chávez está grave, agonizando, lo que merece una verdadera democracia es que se sepa abiertamente cómo será la sucesión y en quién recaería el poder, pues el pueblo votó por Chávez y no por Maduro, Diosdado, Jaua, o cualquiera de los sacamicas que lo rodean, impacientes por vestirse la camisa roja rojita de la revolución bolivariana. Ahora, si es mentiras y lo único que pasa con Hugo es que se fue a recuperar fuerzas a Cuba o a reunirse secretamente con sus amigos de las Farc para ayudar al proceso de paz de Colombia, pues también debería saberse porque no es bueno que se alienten tantos intereses entre sus herederos, si es que la silla no se va a quedar vacía. Dicen que los elefantes viejos se retiran de su manada y se van a morir solitarios, en algún rincón escondido de la selva. Seguramente estos sabios paquidermos no quieren que su grupo se deprima al verlos tan débiles después que han sido tan poderosos. A lo mejor eso es lo que está pasando con este paquidermo político que es Hugo Chávez, que ni él, ni su familia, ni su séquito quieren dejarlo ver en grado extremo de debilidad y pretenden, hasta última hora, que no se desdibuje su figura soberana. Eso es respetable, solo que no funciona sino con los elefantes, porque con los líderes políticos, esas ausencias injustificadas, solo aumentan los rumores de su debilidad. www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus/