En Colombia se crean y desaparecen partidos de acuerdo con las necesidades –y egoísmos– de sus dirigentes o las coyunturas políticas del momento. Ni hablar de movimientos, que hemos llegado a tener más de un centenar.
López Michelsen dio paso a una disidencia en su partido que llegó lejos, a la propia jefatura del Estado. Su Movimiento Revolucionario Liberal MRL estremeció al adormilado liberalismo de su época. Y Luis Carlos Galán también se marginó del oficialismo para crear el Movimiento de Dignidad Liberal (después volvió al partido en su intento dolorosamente frustrado de ser elegido Presidente).
Los conservadores se dividieron con el Movimiento de Salvación Nacional de Alvaro Gómez Hurtado y la Nueva Fuerza Democrática de Andrés Pastrana. Después se hicieron trizas con ramificaciones múltiples, algunas hasta el desprestigio. Por eso llegaron a llamarlo “el partido de Ciro y Carlina”, en referencia a dos de sus parlamentarios, por entonces (así se quedaron) muy desprestigiados.
Sin hablar de las fuerzas de izquierda, con los partidos que fundaron –cada uno con nombres que ya se olvidaron- Samuel Moreno, Jaime Dussán, Samuel Arrieta, entre otros.
Germán Vargas Lleras, “nacido en las canteras liberales”, decidió hacer tolda aparte con buenos resultados electorales, aunque para crecer, su partido Cambio Radical ha cargado en el camino con la escoria política nacional (hay unos pocos personajes para rescatar).
La U (de Uribe) surgió para aglutinar a los seguidores del entonces presidente que se quería hacer reelegir y lo logró. Sólo que después el partido pasó a manos de quienes resultaron despojándolo del poder y del partido. Los uribistas se vieron obligados a crear el Centro Democrático, que al decir de observadores- de centro no tiene nada.
Pero no hay futuro. Según Semana, cuando pasen las próximas elecciones tendrán lugar cambios en el panorama político. Una posibilidad sería que desaparezca el Partido de la U, que se creó robándole gente al partido liberal y al conservador a punto de puestos.
-“La estrategia funcionó en su momento, pero con Uribe en la oposición, el partido con alrededor del 5 por ciento de aprobación y sus posibles candidatos flojos o inexistentes en las encuestas sus días están contados. Buena parte de sus integrantes ya están comenzando a dispersarse volviendo al liberalismo, al conservatismo e incluso pidiendo pista en Cambio Radical y en el uribismo”.
Una muestra de la emocionante altura y grandeza del partido de la U (con el que se quedó Santos) es que hoy se disputan sucederle Roy Barreras y Juan Carlos Pinzón, a punto de protagonizar la disputa más aburrida de la historia política nacional.
