¿De derecha, izquierda o centro?

Vie, 19/01/2018 - 09:39
En los días que corren en Colombia, los términos “izquierda y “derecha” se emplean intensamente a políticos y agrupaciones partidistas. Por ello se oye que Rodrigo Londoño es de extrema izqu
En los días que corren en Colombia, los términos “izquierda y “derecha” se emplean intensamente a políticos y agrupaciones partidistas. Por ello se oye que Rodrigo Londoño es de extrema izquierda; Clara López, de izquierda; Sergio Fajardo y Humberto de la Calle, de centro izquierda; Martha Lucía Ramírez, de centro; Iván Duque, de centro derecha; Germán Vargas, de derecha, y Alejandro Ordóñez, de extrema derecha. Como se sabe, el significado político de “izquierda” y “derecha” se origina en la Asamblea Nacional Constituyente tras la Revolución de 1789. Al ser el propósito de aquella definir el futuro de Francia mediante una Constitución, las opiniones se dividieron y quienes coincidían en una manera de ver las cosas escogieron una zona para sentarse en el recinto: a la derecha del presidente de la Asamblea se localizó el grupo de la Gironda (los Girondinos), partidarios de la monarquía parlamentaria y del derecho al sufragio no universal, respaldados por una parte de la nobleza, la burguesía y los propietarios. A la izquierda, el grupo de la Montaña (los Jacobinos), amigos de la república y el sufragio universal, apoyados por las clases populares. En el centro, las personas de la Marisma o el Llano, sin definiciones. Desde aquellas calendas, quien profesa ideas “conservadoras” es de “derecha”, y de “izquierda”, los que profesan ideas “revolucionarias”. La antigüedad y la fragilidad de tales denominaciones ha conducido a que algunos analistas sostengan que, al ser cosa del pasado, no es pertinente seguir con la “manía” de emplearlas en la cotidianidad mediática, política y social. No obstante, en nuestro país, en general, son guías que sirven para acercarnos o alejarnos de alguien que aspire a un cargo de elección popular. ¿A quién llamar, entonces, de izquierda, centro o derecha y sus cuatro derivaciones (extrema izquierda, centro izquierda, centro derecha, extrema derecha)? La respuesta podría hacerse viable si escogemos unos campos temáticos esenciales, alrededor de los cuales los candidatos expongan sus programas teniendo en cuenta la reflexión del filósofo italiano Gianni Vattimo: “Vivimos un momento en el que se exigen identidades fuertes”. A título de orientación pedagógica, traigo a cuento cuarenta de esos campos temáticos esenciales, de alto interés nacional y social, distribuidos en cinco grupos, respecto de los que cada aspirante tendrá ideas claras y fuertes: 1) La economía, la inversión extranjera, la banca, la industria, el comercio, los servicios, el empleo, las pensiones, la propiedad privada, la infraestructura, la tierra, los recursos naturales, la “mermelada”...  2) La justicia, la vivienda, la salud, la educación, la ciencia, la tecnología, la innovación, el emprendimiento, los medios de información y comunicación. 3) Las libertades individuales y sociales, la política, el sindicalismo, las minorías, la infancia, la juventud, la adultez, la población marginada, las creencias y culturas, las relaciones con las iglesias. 4) Las Fuerzas Armadas, la seguridad interna, la defensa de la soberanía, las drogas ilícitas, la corrupción, los acuerdos con los grupos terroristas. 5) Las relaciones internacionales, la inmigración. ¿Pueden identificarse posturas específicas, inconfundibles, definitorias frente a los cuarenta, y más, temas expuestos que, sin dudarlo, sean, unas, de izquierda en sus dos grados; otras, de derecha en sus dos grados, y, unas más, de centro en sus tres grados? En otras palabras, ¿qué propuesta de Fajardo sobre la lucha contra la corrupción es de “centro izquierda”? ¿Qué tendría que indicar Duque, en materia de seguridad ciudadana, para que suene de “centro derecha”? ¿De la Calle, en asuntos de infancia, para que se diga que es de “centro izquierda”? ¿López, en cuanto al reparto de la “mermelada”, para concluir que es una posición de “izquierda”? ¿Vargas, en temas de inmigración, para afirmar que es de “derecha”? ¿Ramírez, en cuanto a las libertades individuales y sociales, para que se concluya que es de “centro”? ¿Londoño u Ordóñez, en el campo de la innovación, para ratificar que aquel es de “extrema izquierda” y éste, de “extrema derecha”? Tendríamos que ponernos de acuerdo, entonces, en definir el alcance de las siete posiciones ideológicas, con ejemplos propios y relevantes, para tener la certeza de que estamos hablando con rigor y ánimo culto al manifestar que tal o cual persona es de derecha, etc. Tarea nada fácil. ¿O bastará con simplificar, críticamente, diciendo que la izquierda acelera-acelera, el centro acelera-frena y la derecha frena-frena? Con todo, si un candidato dice que piensa nacionalizar la banca, imponer un solo partido político o realizar una reforma agraria radical, tendrá que soportar que le digan que es de extrema izquierda, porque eso es lo propio de regímenes de esa ideología. Algo similar sucederá con quien sostenga que la población LGBTI debe ser expulsada de los centros educativos: se aguantará que lo señalen como de extrema derecha. Hay cosas obvias. Un vendedor buscaba alojamiento en un pueblo que sólo contaba con dos hoteles ruinosos y desagradables. Dudoso, le pregunta a un paisano: “¿Cuál hotel me recomienda?”. “Da igual, contesta. Si se hospeda en uno, deseará haberse hospedado en el otro”. Aplicado el cuento a Colombia, no podremos concluir que dará igual si gana la izquierda o la derecha. Los candidatos y los periodistas tienen la palabra. INFLEXIÓN. En algunos de los cuadros que representan la última cena de Jesús, todos los comensales, incluido Judas, aparecen con la aureola de santos…
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