5 dizques contra Duque

Sáb, 17/08/2019 - 02:30
El Diccionario indica que ‘dizque’ es un sustantivo masculino que significa ‘dichos, murmuraciones o reparos’, palabra que viene a cuento del año de gobierno d
El Diccionario indica que ‘dizque’ es un sustantivo masculino que significa ‘dichos, murmuraciones o reparos’, palabra que viene a cuento del año de gobierno de Iván Duque, respecto del cual es posible descomponer la imagen que sus enemigos y críticos han construido para hacerle todo el daño posible dentro y fuera del país, y pretender hundirlo ante la historia. Con el fin de simplificar las cosas, a continuación van cinco dizques que se oyen y leen a diario, sin intentar determinar los nombres de quienes los promulgaron. Veámoslos:  El presidente es Uribe. Este primer dizque lo vienen sosteniendo los malquerientes de Duque con anterioridad a su posesión el 7 de agosto de 2018. ¿En qué se basa? En que Álvaro Uribe fue quien lo propuso para ser el candidato de su partido, el Centro Democrático, por el que votamos más de 10 millones de colombianos. Sin embargo, nadie lo puede demostrar con hechos porque no existen. Lo único que existe es un antiuribismo exacerbado en muchos, de una intensidad patológica tal que los hace “ver” al expresidente Uribe despachando en la Casa de Nariño desde las 12 de la noche a las 5 de la mañana, ¡todos los días!… El presidente es un inepto. Este dizque, que también ha hecho carrera en medios y redes, afirma que Duque vive tocando guitarra y bailando, por lo cual no conoce los problemas del país, y que cuando los conoce, no genera soluciones, y que cuando las genera, no las ejecuta, y que cuando las ejecuta, las ejecuta mal, por lo cual no merece gobernar. Dichos, murmuraciones y reparos mal intencionados y sin fundamentos para convencer a ciudadanos inteligentes y objetivos. Es que el antiuribismo enfermizo violenta la verdad y provoca alucinaciones peligrosas y risibles.  El presidente es un títere. Este tercer dizque lo engendró algún agente de la discordia (un Cristo, un Barreras, un Cepeda, un De La Calle, un periodista, etc.) para significar que la falta de experiencia de Duque le produce inseguridad, por lo cual se puso a disposición no sólo del expresidente Uribe, sino de otras personalidades de ideas afines para que, desde lo alto del proscenio, inspiren sus decisiones y manejen sus movimientos buscando una imagen favorable en la ciudadanía. Es otro ejemplo de las extrañas visiones originadas por el desafecto a Uribe y su partido. Porque pruebas objetivas, irrefutables, no hay. El presidente es un prisionero de su partido. Además de los anteriores dizques, relacionados de alguna forma con la condición bondadosa de Duque, sus enemigos repiten que es una víctima del ala extrema del Centro Democrático, partido que dizque sabotea su gobierno y le impone una agenda ideológica y política contraria. Y agregan que el mandatario no se les enfrenta porque fue el partido base de su triunfo electoral. Por supuesto que el antiuribismo degradado de sus opositores les impide ver que las cosas no son así. La realidad diaria indica lo opuesto. El presidente es un lacayo del imperialismo. Este quinto dizque sostiene que Duque le tiene miedo al presidente Trump, por lo cual ni lo cuestiona ni lo desobedece, además de obrar según le ordenan desde la Casa Blanca, la Secretaría de Estado o la embajada estadounidense en Bogotá. Más aún: los antiuribistas empedernidos juran en sangre que hace poco, en una fría madrugada, Trump ingresó a la Casa Privada de la Casa de Nariño para ordenar a Duque modificar el acuerdo Santos-Timo, participar en un atentado contra Maduro y colaborar en una invasión a Venezuela… Estos cinco dizques, y otros, los recogen en bruto medios internacionales como El País, The New York Times, The Economist y The Washington Post, con razones generadas por los opositores al presidente Duque, y repetidas en las entrevistas que los medios colombianos hacen a sus creadores y alimentadores, que aprovechan las intervenciones para denigrar de Duque aunque les pregunten sobre Egan Bernal, los turbantes de Piedad Córdoba o los gritos de Claudia López. Además, los periodistas no confrontan a los invitados porque están de acuerdo con lo que dicen o porque tienen déficit de neuronas y hormonas. La oposición totalitaria (Farc, Colombia Humana, Alianza Verde, Polo, etc.), que busca arrasar, y la oposición democrática (Cambio Radical, Liberalismo, La U, etc.), que busca aprovecharse, usan los dizques sin distingo, pues todos aspiran a ganar las elecciones presidenciales, lo que pueden lograr convenciendo a la gente de que Duque no es el presidente. Y si lo es, es un inepto. Y si no lo es, es un lacayo del imperialismo. Y, si no lo es, es un títere. Y, si no lo es, es porque el presidente es Uribe… Y así, con la ayuda de los medios capitalistas y sus responsables, generan desánimo, irritación y desconfianza “en los de siempre”, y piden votar por los nuevos salvadores porque dizque tienen la varita mágica que el país necesita. INFLEXIÓN. ¡Oh, gloria inmarcesible!, ¡oh, júbilo inmortal!
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