Colombiano: no saque pecho por el liderato de Chaves

Vie, 27/05/2016 - 11:51
Por: @DMateoChacon

Esta mañana escuc
Por: @DMateoChacon Esta mañana escuché en la radio con sorpresa que Esteban Chaves es el nuevo líder del Giro. Me alegró. Pero inmediatamente mi alegría se transformó en descontento cuando el narrador gritó emocionado: “¡Colombia, Colombia de nuevo se viste de rosa!, Primero Nairo, hoy Esteban Chaves”. Por favor, no hagan esto. Otra vez somos víctimas de un absurdo colombianismo que se caracteriza por sacar pecho de los triunfos de otros compatriotas. Me alegra que Chaves esté en lo más alto de tan importante competencia ciclística, pero no es razón  para despertar en mí un sentimiento patrio. Eso no me hace sentir orgulloso de ser colombiano. Es un logró propio del esfuerzo de un deportista y su equipo de trabajo. Lea también: El insoportable ‘tonito’ de La Pulla El patriotismo desenfrenado inicia cuando un personaje desconocido recibe algún reconocimiento y de un momento a otro todos pretenden saber quién es. Hace unos meses hablar de ciclismo colombiano era referirse a Nairo Quintana y Rigoberto Urán. No sabíamos los nombres de los otros ciclistas colombianos. ¿Esteban Chaves? ¿Quién es? Pero ahora hasta le decimos ‘Chavito’. Sabemos que es bogotano, que su papá era carpintero y que Peñalosa no le cae bien. Se viste de rosa, como dicen los comentaristas deportivos, y de inmediato empieza la algarabía: los canales nacionales cortan con su programación habitual para contar la gran noticia, motivo de orgullo para todos los colombianos. Las emisoras informativas nos saturaron con información del Giro y pasaron horas echando merecidos elogios al ciclista bogotano. Los noticieros no tardarán en transmitir en vivo desde la casa de la infancia de Chaves, y explotar mediáticamente su humilde origen. También le puede interesar: En defensa del ladrón humillado y desnudo que obligaron a correr por Bogotá Lo mismo pasó con Nairo, que al terminar subcampeón del Tour de Francia quedó bautizado ‘Nairoman’. El joven de origen campesino que era coronado en los Campos Elíseos ahora sí era un orgullo para el país. Cuando ganó el Giro todos querían ponerse una ruana rosada y conocer Cómbita, Boyacá, su tierra natal. Los medios se peleaban por entrevistar a sus papás y nos repitieron hasta el cansancio cómo desarrolló su talento en las trochas y carreteras boyacenses. El resto del tiempo sólo hablamos de fútbol, pero si un colombiano destaca en ciclismo, todos se vuelven expertos en el tema: saben qué es una etapa, una contrarreloj, una vuelta, una clásica, un premio de montaña o los colores de las maglias. Es más, ¡saben que es una maglia! Conocen a que equipo pertenecen corredores como Valverde, Nibali, Contador o Kruijswijk (hasta intentan pronunciar sin éxito este enredado nombre). Lo mismo pasó con Juan Pablo Montoya, primer colombiano en ganar en las 500 millas de Indianápolis, las 24 horas de Daytona y un premio de Fórmula 1. ‘Juanpis’ fue todo un fenómeno que puso a todos orgullosos de nacer en esta tierra. Se hablaba de pole position y a Schumacher le decían “Shummi”. Madrugar un domingo a las 6 de la mañana para ver una carrera era el mejor plan familiar. Entonces Montoya se fue a Nascar y ya no era la gran figura, ni se le mencionaba, incluso se cuestionó su capacidad. Ahora en Indy vuelve a ser figura pero todos se creen con el derecho de criticarlo cuando dice que no corre por Colombia, sino por él mismo. Lo tildan de soberbio y apátrida. ¿Acaso a Colombia debe adjudicársele el crédito por los logros de los nacidos en esta tierra? ¿Le gustaría que un país que no le dio el apoyo suficiente mientras usted se esforzaba, saque pecho por sus triunfos? Pero esto se da en todos los deportes. Cuando Camilo Villegas era una de las figuras del PGA Tour, los colombianos nos volvimos todos unos conocedores. Se transmitían en vivo, y de principio a fin, las competencias de golf, como si eso fuera a subir en algo los ratings. Muchos empezaron a tomar clases de golf, compraron los palos y el equipo necesario, hasta se echaban al suelo para imitar el famoso ‘Spiderman’, una extraña contorsión difícil de ejecutar. Pero cuando dejó de figurar, todos se olvidaron de su existencia. Es más, ¿sabe usted dónde está actualmente este gran deportista? Esteban Chaves,  Nairo, ‘Cochise’, Villegas, Montoya, Ibargüen y muchos otros empezaron solos. Fueron ellos y sus familias quienes sufrieron penurias y tuvieron graves problemas económicos para poder entrenar. Se formaron mientras eran ignorados por un país para el que los deportistas no existen. Y no, no soy antipatriota. Simplemente reconozco que ni yo ni el país tuvimos responsabilidad alguna en las hazañas logradas por los colombianos. Es ridículo sentirse halagado por el éxito ajeno como si fuera labor propia. Aplaudo sus logros, pero no por ser colombianos, sino porque son excelentes en lo que hacen. Tampoco es envidia. Todos tenemos derecho a tener modelos a seguir que nos inspiran, pero a veces la gente no se da cuenta que su falso orgullo, y sacar pecho por el triunfo de otros, en realidad maquilla un sentimiento de frustración al ver que unos llegan a la cima mientras otros continúan con una vida plana y carente de emoción.
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