Aunque partes de la historia de María José Pizarro han sido develados en los últimos años, aún hay muchos detalles de su vida y la de su padre, el comandante del M19, Carlos Pizarro por ser contados, algo que motivó a la hoy senadora a recabar dentro de sus más profundos e íntimos recuerdos para hablarle a un país en busca de la paz sobre esperanza, a través del relato en primera persona de su vida.
KienyKe.com conversó con la también historiadora y artista plástica sobre el libro que presentó el pasado 22 de abril en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2023, en el que narra: “su infancia difícil, violentada y llena de momentos extraordinarios; la juventud atribulada, libre y sazonada por el viaje; su adultez enérgica, lúcida y cruzada por el destino político de quien encontró la verdadera vocación al escarbar en la memoria”.
Sobre las razones que la llevaron a escribir y contar su historia, María José Pizarro confiesa que en ‘El camino hacía mi nombre’ buscó hablar sobre quienes como ella crecieron en la clandestinidad por la decisión de sus padres de asumir la lucha armada como camino de transformación, algo que terminó cambiando por completo toda su vida.
Por otro lado, la senadora del Pacto Histórico mencionó que con este ejercicio de poner en palabras muchos de sus recuerdos también busca “cerrar una etapa en términos simbólicos” para darle paso a nuevos caminos.
Yo pasé 20 años de mi vida intentando reconstruir la figura de mi padre, conocerlo, reivindicar, entender por qué precisamente esa historia estaba tan ligada a mí en una vida atravesada por el exilio, una vida atravesada por la maternidad… por circunstancias que no son comunes para ningún niño y bueno, finalmente todo un proceso de memoria que pasó desde la construcción de ese archivo, de esa historia muy personal a traducirse en distintas piezas, documentales, actos colectivos de memoria", explicó.
Volver a recordar la infancia y las pérdidas
Eduardo Galeano dice que recordar es volver a pasar por el corazón, algo que la senadora tuvo que hacer para reencontrarse con las voces de las personas que la han rodeado y acompañado en este caminar:
"Hay capítulos que en lo personal me llenaron de muchísima emoción. Empezar a hacer como una reconstrucción, además, casi que a tres voces, intentando recordar absolutamente todos los detalles de lo que había sido la infancia, el momento, por supuesto, en el que fue asesinado mi padre. Mis propias búsquedas a lo largo de la historia, la muerte de mi abuela. ¿Y finalmente, pues bueno, creo que también las pérdidas no? Porque ya no estamos hablando de una sola pérdida, no solamente la pérdida del padre, sino que es una generación que se despide, son seres que están en las páginas de este libro donde muchos de ellos ya no están, pues han muerto en este camino…
Además, mirarme desde afuera, creo que fue muy importante. Momentos de silencio en mi vida para retratarlo en un libro en el que hablo desde la honestidad del ser humano que soy, desde mis propias reflexiones como mujer, intentando dignificar también el ejercicio de escribir”, mencionó a KienyKe.com.
La Senadora además recordó que fue hace 33 años que había ocurrido el asesinaron de su padre: Carlos Pizarro Leongómez:
La última vez que estuve en Cuba fue con él, cuando era niña. Hoy, después de casi tres décadas regreso a este país siguiendo la herencia y legado: la paz para Colombia.
El punto de partida para contar su historia
‘El camino hacía mi nombre’ arranca con un día que estará para siempre en la memoria de muchas y muchos colombianos. El 7 de agosto de 2022, día de la posesión presidencial del primer presidente de izquierda en la historia del país, un viejo militante del M19 que terminó siendo además quien convenció a Carlos Pizarro de que no era posible seguir por los caminos de la guerra sino que era necesario buscar una salida negociada al conflicto armado.
Lo cierto es que aquel día en la Plaza de Bolívar, la Senadora que vestía una chaqueta del diseñador tolimense Diego Guarnizo con un bordado de una fotografía de su padre fue llamada por el presidente del Congreso, Roy Barreras para que fuera ella quien le colocara la banda presidencial, un encuentro que terminó en un sentido abrazo que conmovió a todo un país y recordó el largo camino que esa generación ha enfrentado.
"El libro empieza con ese momento porque creo que en mi vida, pero también en la de la historia del país hay un antes y un después de ese momento. Yo espero que así sea, un antes y un después en términos de lo que logremos hacer y de las enormes responsabilidades que tenemos hoy como fuerza política.
Pero al mismo tiempo, hay un antes y un después en mi vida, porque digamos que en ese instante se condensó la lucha, las aspiraciones, los sueños de una generación completa y de una generación profundamente generosa, de una de una generación que decidió hacer la paz y llevarle la contraria a los tiempos”.
Este momento que además es lo que inspiró la portada de este libro de María José Pizarro fue también la revelación tácita de que las luchas políticas y sociales que ella y muchos hijos e hijas del M19 vivieron no fueron en vano:
A través de estás páginas busco inspirar a otros en sus propias luchas
"Cuando todo el mundo se ha armado en este país, mis padres tomaron la decisión de desarmarse y esa generación tomó la decisión de la paz, que creo que es el más hermoso de los legados que también impone enormes retos… pero además creo que es un reconocimiento inmenso a la lucha de toda una generación, incluida la nuestra, porque ya son generaciones que se condensan. Somos una generación bisagra porque conocimos la lucha de nuestros padres, porque la vivimos, fuimos testigos infantiles seguramente de esa lucha, pero al mismo tiempo hemos ayudado a que crezca en Colombia una nueva generación”.
La Colombia que sueña María José Pizarro para sus hijas
Esta publicación que ahora es parte del legado de la activista y política a sus hijas y al país para hacer visible que el conflicto -como ella misma dice- “nos ha atravesado a todos” de formas diferentes, es también un recordatorio de que aunque no se compartan los mismos ideales y en cambio existen profundas diferencias, es importante “que ante todo podemos ver en el otro un ser humano, un ser humano que siente un ser humano que se conduele y un ser humano que así que el otro también ha sido atravesado por múltiples dolores y eso me parece lo más importante, porque es el camino hacia la reconciliación y hacia una nueva nación”.
Asimismo, Pizarro destacó que aunque en su relato el “padre” estaba muy presente quería también reivindicar a las mujeres que la rodearon:
"Yo creo que ahí hay pinceladas de lo que yo siento, de lo que le he entregado a ese país, de lo que he intentado cuidar, reivindicar... reivindicar el lugar de las mujeres en mi historia, pues pese a que siempre está muy presente el padre, tuve la suerte de crecer en un matriarcado, en un núcleo femenino, en un nido femenino, y eso me ha marcado de múltiples maneras, porque precisamente desde lo femenino hay un lugar para reivindicar ahí lo que te digo las emociones, el corazón, la sonrisa, el abrazo, los afectos.
Así que, que creo que es parte de lo que las mujeres queremos también entregarle a este país y por lo que queremos ser reconocidas.
Finalmente la política a quien el exilio le dejó grandes enseñanzas y las ganas de ahora envejecer en su propia tierra intentando cuidar el legado y la historia de sus padres espera que sus hijas puedan de gozar de un país diferente y sentir orgullo por este camino de lucha y resistencia por construir un país mejor y en paz.
“Que mis hijas se sientan orgullosas, que independientemente si estoy o no, ellas encuentren a su madre y los sacrificios que tuve que hacer como mujer también para poder sacar adelante el ejemplo, un poco en la forma en la que a mí me educaron”, concluyó diciendo.
De este modo, ‘El camino hacia mi nombre’ es, finalmente, una obra que describe la búsqueda de una mujer a toda prueba quien ha dedicado gran parte de su vida y carrera a recuperar, tejer y defender la paz y la memoria viva del país.
