El candidato del chavismo en Colombia

Mié, 22/05/2013 - 15:41
David Corredor Cuellar es diestro, y eso es lo único en lo que la “derecha” le es útil. Es cucuteño, ingeniero mecánico, papá de seis hijos y prefiere usar camisas de color rojo, negro o blan
David Corredor Cuellar es diestro, y eso es lo único en lo que la “derecha” le es útil. Es cucuteño, ingeniero mecánico, papá de seis hijos y prefiere usar camisas de color rojo, negro o blanco. Sobre todo es socialista, bolivariano, revolucionario y chavista. Quiere ser Presidente de la República de Colombia y que su movimiento se tome el Palacio de Nariño y el Capitolio Nacional mediante la fuerza no de las armas, sino de sus ideas antiimperialistas. Tiene 52 años de edad. Es la segunda vez que intentará competirle a las grandes maquinarias políticas del país. Su vida, hasta entrados los 90, no parece haberlo formado en la línea de la clase dirigente nacional. Su crianza fue similar a la de una familia tradicional y de clase media norte santandereana. Su papá, don Víctor Julio Corredor, trabajaba en la compañía petrolera Colpet, por los lados del Catatumbo. Su mamá se dedicaba a la crianza de nueve hijos, y ocasionalmente vendía en la plaza de mercado de Cúcuta papa y yuca. Al retiro de la petrolera, don Víctor Julio se fue con su familia a Venezuela pero no duró mucho tiempo hasta volver a Colombia, comprar una casa y dedicarse a un trabajo como peluquero. “Mi papá tiene la misma edad de Fidel Castro”, anota David, el quinto de los nueve hermanos. La formación en su familia era más laica que religiosa, así que no es católico practicante. “De vainas me bautizaron”, comenta con ironía. El colegio al que asistió fue Gremios Unidos de Cúcuta, fundado por masones de la tendencia de Benjamín Herrera, el fundador de la Universidad Libre. En su casa no había ambiente político, más allá de ideas liberales que anidaron en su mente y se manifestaron con fuerza varias años más tarde. Recuerda David que para fin de año la peluquería de su papá tenía buenas ventas y de ahí salían los regalos de navidad. Para pasear no iban muy lejos; acaso a caminatas por las montañas cercanas o paseo de olla a río. El primer televisor que llegó a su vivienda fue cuando él tuvo 14 años. “Mi mamá era de un temple duro; nos crió con una disciplina y amor muy grandes”, recuerda cuando se remonta a algunas de las mayores alegrías en la casa de los Corredor Cuellas: la graduación de bachilleres de alguno de los hijos. David lo hizo en 1977. No había mentalidad de político, socialista o revolucionario en su adolescencia. Meses antes de dejar el Colegio se presentó a la Universidad Francisco de Paula Santander y pasó a Ingeniería Mecánica. De pequeño le gustaba desarmar juguetes para ver cómo operaban, y en alguna ocasión desbarató la plancha de la casa intentando comprender su funcionamiento. Aunque confiesa que los primeros semestres fueron una experiencia difícil, que incluso le hicieron pensar en un arrepentimiento vocacional, terminó sus estudios seis años después y se graduó en 1984, con promedio de 3.7. El éxito de su tesis de grado le facilitó ingresar a una empresa en Cúcuta donde trabajó en el montaje y mantenimiento de maquinaria. Justamente la noche en que ocurrió la tragedia de Armero, el 13 de noviembre de 1985, fue despedido de la empresa por estar en el momento equivocado, justo cuando fallaron las máquinas. Con el dinero de su indemnización compró una moto y viajó a Bogotá a probar suerte. En la Capital no encontró trabajo, pero sí mujer. Con su prometida decidieron planear la boda en su tierra natal, en 1986. Establecido nuevamente en el norte del país, David trabajaba en la frontera en mantenimiento de rodamientos y suministros para maquinaria. Entonces aparecía en él una inquietud que, ahora dice, tuvo desde siempre oculta: la militancia política. Uno de sus hermanos mayores estaba vinculado al Partido Comunista Colombiano y lo invitó a sumarse en el 87 al proyecto de la Unión Patriótica. “Empecé recién casado a moverme en esa pecera”, manifiesta, aunque a su pareja la idea no le gustaba. Más tarde, durante la violencia contra la UP, se retiró pensando especialmente en evitar algún peligro para su hijo recién nacido. David Correa, Kienyke David Corredor tiene seis hijos, se financia con su trabajo como vendedor de repuestos mecánicos en su local, donde también tiene la sede de su movimiento. Hasta 1991 sus participaciones en movimientos políticos fueron esporádicas. Se dedicó entonces a crear su negocio propio, la venta de repuestos para maquinaria. Luego, con más estabilidad económica, tuvo contacto con agrupaciones como las Juventudes Comunistas y el MOIR, y recibió una invitación para viajar a la Universidad Central de Venezuela. Resultó cautivado por los discursos revolucionarios y de alguna forma hizo parte del comité que lideró el viaje a Caracas. “En Caracas hubo un hecho determinante para mi destino”, recuerda. Al terminar el evento académico un joven llamado Mario les dijo que la coordinadora guerrilla tenía un espacio para que  uno de los cucuteños conversara con líderes de las Farc. “Dije: caramba, aquí voy. Les diré a los guerrilleros cómo se hace una verdadera revolución sin armas, con amor”. Con un concurso, el destino quiso que fuera David uno de los que entrara a la plática con los jefes subversivos. En ese momento conoció a Guillermo León Sáenz Vargas, alias ‘Alfonso Cano’ y le regaló el libro Los cinco amores, de Joaquín Trincado. La experiencia lo marcó de por vida, pero debió regresar a la cotidianidad del hogar durante nueve años. Volvió con fuerza en el año 2000. De Moisés a Chávez, los libertadores que más admira David Corredor recuerda su primer encuentro con uno de los personajes que más ha admirado, aunque no es el que encabeza su top de ídolos porque arriba en el pódium siente inmensa fascinación por Moisés, el hombre que liberó a los israelitas de la esclavitud egipcia. Pero el personaje en cuestión, que influiría en su vida hasta la actualidad, era el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías. Era muy reciente el intento de golpe de Estado que pretendía tumbar a Chávez en 2002. David Corredor dice recordar las imágenes de televisión que mostraban el caos, pero también “la movilización del pueblo para respaldar al Comandante”. Varios meses más tarde, un grupo de manifestantes que partieron desde Bogotá hacia Caracas para defender el mandato de Hugo Chávez, hizo una escala en Cúcuta. David se motivó y convocó un grupo de conocidos que se uniera a la romería y viajaran juntos a Venezuela. El presidente Chávez recibió a la delegación en uno de sus programas de televisión “Aló Presidente”. Ver al líder bolivariano, dice Corredor, le despertó ideas, lo llenó de convicciones y lo motivó a buscar apoyo para crear un movimiento político que tuviera el discurso rojo, antiimperialista, revolucionario y socialista. David Correa, Kienyke David Corredor fue candidato a la Alcaldía de Cúcuta en 2003 por el partido Verde-Oxígeno y quedó en quinto lugar. Quiso pensar en un socialismo bolivariano hecho por colombianos y para colombianos. En principio buscaron hacer su nido político con el Polo Democrático Alternativo, e incluso dice que la primera gran campaña en la que participó fue para apoyar a ‘Lucho’ Garzón en las presidenciales de 2002, en las que ganó Álvaro Uribe Vélez. En el Polo constituyeron con otros cucuteños la Tendencia Bolivariana, aunque el matrimonio terminó pocos años después. “Yo no sabía que el Polo, para ser partido, tenía un acuerdo interno, y era que estaba prohibido hablar de socialismo. Decidimos romper con ellos porque no nos querían a los bolivarianos”. El color amarillo no fue de los agrados de David Corredor, así que armó su bandera con rojo, negro y blanco y constituyó su Movimiento Socialista Bolivariano, con el que se arriesgó a competir como candidato a la presidencia en 2010. La suerte no estaba con él, y la Registraduría les puso una tarea que no pudieron cumplir: reunir 500 mil firmas que avalaran su aspiración. Recogieron cinco mil rúbricas, pero con algo de humor, David insiste que “ese trabajo de 2008 a 2010 no se perdió, porque adquirimos un aprendizaje muy grande. Hemos acumulado experiencia y para las elecciones de 2014 ya estamos afilados, estamos más preparados y haciendo la tarea. Cumpliremos cualquier meta”. Objetivo: llegar en alpargatas a Palacio de Nariño Esta vez David Corredor está decidido a vencer. “Llevamos once años de trabajo. Además en Colombia ¡hay mucho chavismo!” – dice. “Claro que hay todo el chavismo que usted quiera. En Bogotá, en Valle del Cauca. En la Costa Atlántica usted no se imagina cuánto chavismo hay”. Corredor inscribió su precandidatura el pasado 6 de mayo ante la Registraduría Nacional en Bogotá. Para lograr la aspiración presidencial definitiva tiene que conseguir 500 mil firmas antes del 10 de diciembre de este año. Su estrategia será diligenciar 35 mil formularios, 15 firmas en cada hoja, y arrancar una gira nacional en su camioneta VolksWagen Combi modelo 68. -¿Cuál es el modelo que le gustaría aplicar en Colombia? –le pregunto. - Hay muchas aberraciones con las que se maneja este país. A lo mejor los banqueros y algunos empresarios están bien, pero el dinero circular no existe. Tenemos que revisar los ingresos del país provenientes de recursos naturales, del subsuelo, y recuperarlos. Nuestro dinero se va para afuera y no circula en las familias colombianas. Hay que nacionalizar las petroleras, la producción de gasolina debe ser popular y sus ganancias para el pueblo. Hay que disminuir el precio de la gasolina, porque en Bogotá pagan 8500 pesos el galón mientras que acá, a diez kilómetros de Venezuela, la adquirimos a 250 pesos. Sobre la actualidad política, Corredor insiste que es necesaria una Asamblea Nacional Constituyente para “terminar de reformar” la Carta Magna de 1991. “La Constitución que tenemos hoy en día está reformada en un 35% o 40%, y sin participación popular. Necesitamos una democracia participativa y no solo representativa. El pueblo debe ser el protagonista”. También cree que ese será el camino más apropiado para los acuerdos que se logren entre el Gobierno y las Farc en el proceso de Paz, y lo que pueda salir de un eventual diálogo con el ELN. Confesó a KienyKe que le ha estado “diciendo abiertamente a Iván Márquez, a Timochenko, por facebook, por Twitter, por correo” que apoya “sin ninguna consideración adicional” la realización de una Asamblea Nacional Constituyente en la que su movimiento y él puedan participar. Además no dudaría en darle apoyo político a los miembros de las Farc que deseen participar en política, y les abriría las puertas de su movimiento para que desde allí lo hagan. “Con todo gusto le damos apoyo político a las Farc. Pero yo no creo que lo hagan porque están muy comprometidos con Marcha Patriótica”. -¿Si los dirigentes de las Farc quisieran participar en política, usted los acogería en su movimiento? -Seguro que sí –responde-  Le he escrito a Iván Márquez que porque no conversamos dentro de la mesa (de negociación), si han ido Roy Barreras, otros senadores, los de Marcha Patriótica, ¿por qué no nos reciben a nosotros?. Yo quiero hablar con ellos para hacerles ver cómo se ha constituido este proyecto. Corredor no descarta que alguno de los líderes guerrilleros tengan problemas legales por superar, así que se aliaría con los que pudieran resultar habilitados. David Correa, Campaña, Kienyke La gira nacional arrancará en junio por la Costa Atlántica. Viajará en su VolksWagen Combi modelo 68. -¿Si fuera presidente, trataría a la oposición como Chávez a sus críticos, con calificativos como ‘pitiyanquis’, 'majunches', ‘burguesitos’ ‘cachorros del imperio’…? -Pero es que yo creo que los términos que utilizó Chávez contra la oposición fueron muy suaves. Esa derecha venezolana es terrible. Yo digo que en Venezuela hay tanto libertinaje, tanta indisciplina, que todo mundo hace lo que le da la gana. Aquí en Colombia estuvieran presos. En Venezuela hay exceso de libertad. Creo que a Venezuela le hacen falta ciertas leyes que hay en Colombia, a ver si ese país se ordena, porque hay un caos producto de la indisciplina de la oposición. Para el precandidato chavista a las elecciones de Colombia, “Venezuela es una democracia que ha dado ejemplo”. “Nosotros en Colombia tenemos que aprender de Venezuela, no podemos seguir atacándola. Muchos colombianos trabajan del otro lado de la frontera. Ellos nos ayudan en muchos de los problemas que tenemos”, asegura. Eso sí, aunque admira al difunto presidente Hugo Chávez en especial por sus convicciones antiimperialistas, reconoce que no le gustaba de él “cierta arrogancia en momentos en los que estaba en la máxima cúspide de su vida política” y no parece perdonarle al desaparecido líder que haya entregado a Colombia a Joaquín Pérez Becerra, encarcelado por trabajar con las Farc. Además entiende que su principal rival en la política nacional es el expresidente Álvaro Uribe, con quien confiesa haber tenido encuentros cordiales. “¿Qué pienso de Uribe?, tengo un principio de Jesús dentro de mi formación filosófica: no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. (Uribe) es un hijo de nuestro padre universal, como yo y como tú. Cuando tuve la oportunidad de encontrarme con él le dije: señor presidente, hagamos un foro donde usted demuestre que en Venezuela hay una dictadura y yo le demuestro a usted que en Colombia también hay dictadura pero paramilitar. Él lo tomó con mucho respeto, no más”. Sobre la izquierda en Colombia preferiría una unificación alrededor de un líder único, ojalá él. Teme que el Polo desaparezca pronto como partido, y le ha insistido varias veces a Piedad Córdoba para que se fusionen, aunque ella parece no devolverle el llamado. Estima esta vez hacer parte del tarjetón presidencial, medírsele al santismo y al uribismo y de ganar, llegar al Palacio de Nariño en alpargatas, como lo ha prometido a comunidades campesinas. “Nuestra propuesta es la revolución, de línea socialista bolivariana. Tomarnos los poderes pero dentro del marco de la Ley”, concluye.
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